PARÍS. Novak Djokovic tenía 19 años y era un muchacho impetuoso, lleno de confianza. Tal vez esa fue la razón por la que dijo lo que dijo. O quizás simplemente soñó en voz alta. En todo caso, sabía que había sumado más tiros ganadores que su rival a pesar de jugar con dolores en la espalda.

Sea como sea, es fascinante volver a leer las declaraciones del serbio después del partido del 7 de junio del 2006 con un tal Rafael Nadal por los cuartos de final del Abierto de Francia: “Es el mejor en canchas de arcilla, pero no es invencible. Eso se lo aseguro”. Djokovic estaba 63ro en la clasificación mundial por entonces y nunca había llegado tan lejos en un torneo grande. Tampoco había enfrentado al español.

Nueve años después, su rivalidad es la más interesante del tenis y registrará un capítulo 44 el miércoles, en el mismo sitio donde empezó, en la misma instancia. Ninguna otra pareja de tenistas se han medido tantas veces en la era de los abiertos, que comenzó en 1968. Nadal está arriba 23-20 en la suma total, 14-5 en canchas de polvo de ladrillo, 9-3 en torneos grandes y 6-0 en Roland Garros.

Nunca se habían medido tan temprano en un torneo grande desde aquella primera vez. “Claro que no me gusta jugar con Novak en los cuartos de final, no le quepa la menor duda”, declaró Nadal. “Y espero que a Novak no le guste jugar con migo en los cuartos de final”. Esta vez Djokovic es el número uno del mundo y primera cabeza de serie, y lleva una racha de 26 victorias seguidas. “Es el mejor jugador del mundo en la actualidad, sin dudas. Muy dominante”, dijo Nadal.