¿Doblan las campanas por el PRSC?

¿Doblan las campanas por el PRSC?

¿Cuál será el destino del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) después de las elecciones? Su pobrísimo desempeño y el dramático cambio en su correlación de fuerzas sugiere que la otrora poderosa maquinaria política balaguerista ha quedado reducida a ser uno más de los partiditos minoritarios y que va camino a su extinción.

El historiador Bernardo Vega observó hace unos días que el PLD y el PRD fueron los únicos ganadores en las elecciones pues el Reformista fracasó y el país está ante un bipartidismo.

La recomposición interna del PRSC está marcada, principalmente, por haber perdido la sindicatura de Santiago.  El único líder orgánico del reformismo queda siendo Amable Aristy Castro. Difícilmente éste  le hará el juego al presidente del PRSC, Carlos Morales Troncoso, pues dos gallos de calidad no caben en el mismo corral.

La dirigencia del PRSC ha manifestado, con cierto incomprensible entusiasmo, que el PRSC aportó tres senadores a su alianza con el PLD. Sin embargo, a diferencia de otros reformistas-leonelistas, durante toda la campaña los dirigentes del PRSC no salieron ni una sola vez con el Presidente Fernández.  Su estrategia de diferenciarse del PLD, pese a estar aliados y subordinados, les salió mal. Mientras tanto, en los municipios donde otros reformistas como los de Héctor Rodríguez Pimentel hicieron causa común apoyando a Leonel, arrasaron aportando más votos que allí donde el PRSC pretendió brillar con luz propia, excepto Higüey.

Igualmente, los rivales de Rodríguez Pimentel que intentaron reconciliarse con Leonel a golpe efectista de artículos de prensa advirtiendo sobre una alegada fortaleza perredeísta, han quedado a merced de los resultados electorales como inefectivos casandras, cuyas proyecciones reflejaban mejor sus deseos que la realidad.

De lo que fue el PRSC, el núcleo más fuerte está acogido hace rato a la sombra del liderazgo de Leonel Fernández. La utilidad del PRSC para fines electorales ha quedado tan menguada, que si es del interés del leonelismo mantener vivo a ese partido, requerirá la reunificación entre los orgánicos y aquellos que en varias maneras siguen siendo reformistas pero están fuera del partido. Si por el contrario el interés del leonelismo es consolidar su mayoría y ampliar su dominio de su PLD, no estará lejos el día en que los colorados pasarán formalmente a ser morados, con la necesidad de que a algunos de ellos se le reconozca su condición de liderazgo.

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