Al penetrar en la sala, del acogedor teatro, truenos y relámpagos nos dan la bienvenida, la escenografía con elementos de gusto, recrea el despacho del Director de un medio de comunicación; un gran ventanal central nos permite ver la torrencial lluvia que cae sobre la ciudad, pero la lluvia es más que elemento visual, se convierte en símbolo… metáfora de encierro.
El excelente texto, un thriller actual, de intrigante trama, donde nada es lo que parece va generando expectación. El epicentro de la obra es el dilema en que se encuentra el Director –Antonio– que al padecer de una fatal enfermedad, deberá escoger su sustituto y cavila entre dos subdirectores, un hombre y una mujer ¿Cuál criterio prevalecerá, al tomar esta decisión? Capacidad, experiencia, sexo. El suspense se mantiene hasta el desenlace final.
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La subdirectora –Alex– es al parecer, íntegra, audaz, defensora de sus principios, pero irónicamente para ella todo vale y utiliza todas sus armas sin importar las consecuencias con tal de alcanzar su meta en un mundo laboral difícil, dominado por hombres. El subdirector –Beteta– personaje no presente, es un veterano periodista, no goza del aprecio de sus compañeros y también es capaz de todo para conseguir su objetivo, no obstante sus contradicciones todo vale para ambos con tal de alcanzar, El Poder.
La obra inicia con la llegada de la subdirectora, cargada de regalos, al despacho del Director. Alex y Antonio mantienen un interesante diálogo de contrastantes aristas, que va mostrando las diferentes facetas que han marcado sus vidas. Por muchos años han laborado juntos, ella ha sido su discípula en la universidad y desde entonces ha surgido entre ellos un amor platónico- Antonio al parecer, ha alcanzado sus sueños, -o no-, está casado y tiene hijos. La tensión aumenta, Antonio debe partir, un viaje le espera, pero el mal tiempo, le impide viajar, Alex tampoco puede salir, las puertas han sido cerradas, la lluvia oportuna propicia el deseado encuentro carnal, luego de consumado el hecho, al parecer muchas cosas podrían cambiar. En la segunda parte, los diálogos se tornan más incisivos, los argumentos de cada uno toman giros insospechados, lo que nos lleva a dudar, entre lo real y lo aparente, no tenemos claro a favor de quien estamos, de él o de ella, el final es… inesperado-
Un verdadero duelo actoral mantienen los protagonistas. El personaje de Alex necesita de una actriz solvente, Gianni Paulino, con gestos, movimientos, y voz adecuada, consigue en una interpretación veraz, transmitir los matices del personaje. Henssy Pichardo, libra su propia batalla, se posesiona del personaje y en sus pequeños soliloquios, el silencio es tan elocuente como las palabras, a nuestro parecer, esta ha sido una de sus mejores actuaciones en su larga carrera. Los diálogos entre Alex y Antonio con sus diferentes matices consiguen mantener absorta la platea, ambos transmiten el alma de sus personajes.
El totalizador de esta puesta en escena, el director Manuel Chapuseaux consigue la partitura más apropiada, logrando cohesionar los diferentes componentes de la representación -texto, escenografía, música, luces- además, Chapuseaux es un excelente director de actores que en cada obra deja su impronta. Gianni Paulino además de escenógrafa, es productora del espectáculo, y como tal, realiza una labor encomiable al dedicar esta obra a beneficio de la Fundación Manos Arrugadas. Les invitamos a disfrutar del buen teatro este fin de semana en el Teatro Lope De Vega, situado apropiadamente en la avenida Lope de Vega.