Doce madres.- Son madres que han decidido, como un recurso extremo en medio de la impotencia que desgarra sus almas, hacer visible el dolor y la desesperación que las embarga al no recibir justicia por las muertes de sus hijos, que aunque fueron asesinados en diferentes partes del país y en distintas circunstancias , tienen un elemento en común: la indiferencia del sistema de administración de justicia, incapaz de juzgar y sancionar a los responsables.

Este martes regresaron a los frentes del edificio que aloja a la Procuraduría, donde se hicieron acompañar de familiares y una representante de los derechos humanos, donde protestaron con carteles que exigen que no haya impunidad para los asesinos de sus hijos, pero pocas posibilidades hay, como reconoció una de las madres que habló con los periodistas, de que les presten atención debido a que son pobres.

No sé si la situación de esas mujeres, doce en total, amerita la intervención del Defensor del Pueblo, el doctor Pablo Ulloa, pero lo cierto es que debe ser terrible tener que pasar por lo que están pasando, pues a la pérdida de un hijo, el dolor mas grande que puede sufrir una mujer, hay que agregarle la angustia de saber que no habrá justicia ni sanción para sus asesinos y que nadie está haciendo nada para impedirlo.

Pero de esas cosas no se habla en las redes sociales, tal vez porque no le importan a nadie salvo a los dolientes mas cercanos, ya que estamos demasiado preocupados por la “invasión” haitiana.

Puedes leer: El daño está hecho

Triste suerte la de esas madres, que luego de una protesta que no cambió ni cambiará nada tendrán que regresar a sus casas con las manos vacías y el corazón encogido por la pena, dolorosamente conscientes de una nueva derrota. Que es también la derrota, es el momento de decirlo, de una justicia “lenta, mala y cara”, como la describió el doctor Jorge Subero Isa, expresidente de la Suprema Corte de Justicia, ya que deja en la mas absoluta indefensión a los que menos tienen y pueden a pesar de que son los que mas la necesitan.