Docentes combaten colmados  para mantener tanda  nocturna

Docentes combaten colmados  para mantener tanda  nocturna

La lucha de los profesores por asegurar que los alumnos de la tanda nocturna asistan regularmente a las aulas, y que estén concentrados en clase, es cada vez más intensa, debido a la proliferación de colmadones, billares y discotecas en el entorno de los centros.

De esta forma, los lunes son “para el que pueda”, porque hay especiales de cervezas; los martes son playeros, es decir que se puede asistir con ropa cómoda; los miércoles son “de contrabando”, porque está permitido que los clientes lleven sus bebidas; los jueves son de parejas y claro, los viernes “sociales”.

La agenda semanal de los centros de diversión de la zona del liceo nocturno Juan Pablo Duarte, de Villa Consuelo, fue recitada por la directora Crisoria Dovil Cedano, quien la conoce no necesariamente porque los frecuenta, sino porque una discolight se encarga de recordársela rodeando el plantel todos los días.

“Tu tienes una distracción total y  adversa a la docencia, es muy fuerte la competencia de las calles”, confiesa la directora, quien dice sentirse acorralada.

Los estudiantes no llegan.  El director del liceo nocturno La Fe, del ensanche capitalino, también sufre la competencia de los colmadones del área, que con el tiempo se han convertido en una  “parada técnica” para sus estudiantes, quienes rumbo a la escuela se detienen para tomarse una fría, bailar, hablar, etc.

Apolinar Cruz Féliz cuenta que observa una merma en la asistencia a clases de los estudiantes mayores de edad, especialmente  los viernes, a pesar de sus mensajes de concientización.

Hasta hace unos meses, la música de los dos colmadones del entorno impedía que se diera la clase en el liceo nocturno, pero la dirección llegó a un acuerdo con los dueños de esos negocios para que encendieran las bocinas sólo después de las 10:00 de la noche.

Ambos directores coinciden en que la proximidad de los negocios como bancas, billares, colmadones, discotecas y otros a las escuelas, debería ser controlada por el Ministerio de Educación o algún otro organismo.

¿Y la Policía Escolar?  Con un cuerpo integrado por 1,025 agentes, la Policía Escolar se queda corta ante los retos que enfrentan los centros educativos, en especial los de la tanda  nocturna.

Los oficiales, encargados de garantizar la integridad de los estudiantes y profesores, y de proteger los bienes de las escuelas, reciben entrenamientos periódicos sobre el manejo de conflictos y oros temas.

Sin embargo, no fue posible obtener mayores detalles sobre los proyectos y funcionamiento de la Policía Escolar, ya que su director, coronel Francisco Romer López, “no concede entrevistas a los medios”, como se informó en los departamentos de Relaciones Públicas tanto del ministerio de Educación como de la Policía Nacional.

Zoom

Una  oferta alterna

A pesar de que los estudiantes que asisten a la tanda nocturna son personas esforzadas, con grandes deseos de concluir su educación básica, la oferta de los centros de diversión próximos a los centros educativos, se constituyen en una trampa que les aleja de las aulas y les inserta en otras actividades, muchas veces nocivas a su salud y bienestar.

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