Doctor Georg

Doctor Georg

En San Pedro de Macorís existe un profundo disgusto por el hecho de haber sido despojado del nombre del doctor Carl T. Georg un centro médico íntimamente ligado a la historia de la provincia oriental.

El cambio de nombre se realizó a propuesta de un sacerdote católico de Los Llanos, desconocedor, a todas luces, de la verdad histórica.

Además, el nombre del doctor Georg no solo lo ganó el hospital por el mérito del ilustre filántropo alemán, sino por una disposición del Congreso Nacional, una ley dictada en 1970.

Pero, al parecer, hemos llegado a un punto donde ni siquiera las disposiciones congresionales se respetan.

El doctor Georg fue un servidor incondicional de la sociedad dominicana. Nació en Alemania y se dedicó a la República Dominicana durante más de medio siglo. Aquí reposan sus restos.

El hospital que funcionó bajo su dirección en la Sultana del Este fue un centro de prestigio científico y humanitario, cuya nombradía cubrió toda la geografía nacional.

De todos los puntos del país viajaba gente a San Pedro para ponerse en manos del doctor Georg y del personal especializado bajo sus órdenes.

Del doctor Georg puede decirse que fue el creador de una auténtica escuela de medicina, especialmente en ortopedia.

Restituir el nombre del doctor Georg al hospital petromacorisano es un acto de justicia que esperan no solo los habitantes de la Sultana sino todos aquellos que justicia quieren en esta media isla.

El gas

Informe extraoficiales dan cuenta de que el consumo de gasolina ha descendido un tanto en comparación con el pasado año.

Ese es un informe alentador.

Al mismo tiempo se expresa, sin embargo, que el consumo de gas propano ha crecido, en forma un tanto vertiginosa.

Eso es algo que preocupa.

Las cifras de que se dispone indican que al cerrar el año 2005, más de 87,000 vehículos, públicos y privados, usan gas para movilizarse. Esa cifra era de unos 36,000 vehículos en el 2001.

No se crea que el mayor consumo de gas, en el parque vehicular corresponde al transporte público. Ese mayor consumo está en manos del sector privado, que usa el 64 por ciento del gas, mientras que el restante va al sector público…

En el mercado del gas siempre hay una gran distorsión, pues no es un secreto que parte del combustible que se importa es destinado, por varias vías, al sector industrial.

Eso de que el subsidio oficial se dirige, exclusivamente, a las amas de casa, no es más que una ficción. Ese es el interés del Estado al subsidiar el gas, pero el resultado de la operación es otro bien distinto.

No es lógico que cada día aumente más el subsidio al gas, que no es otra cosa que la canalización de recursos que bien podrían estar dirigidos a la educación y a la salud pública, para beneficiar al sector transporte y a grupos privados que nunca se quedan fuera a la hora de repartir premios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas