Doctor, me estalla la cabeza

Doctor, me estalla la cabeza

 “Para quien nunca ha tenido migrañas puede ser muy difícil entender que no es un leve dolor de cabeza. La gente, cuando tiene que cancelar citas en el último minuto por causa de la migraña, piensa que está poniendo excusas. Ello provoca que se evite hacer planes y toda una serie de circunstancias que suponen una frustración para quien padece la enfermedad”.

Estas palabras, vertidas por la paciente Ann Turner, directora de la Asociación de Acción contra la Migraña del Reino Unido, durante el 8º Congreso de la Federación Europea de Sociedades Neurológicas (EFNS) que se acaba de clausurar en París, permiten hacerse una leve idea de la realidad de un migrañoso.

Ann Turner destaca que la migraña es mucho más que aparición recurrente de episodios de dolor intenso de cabeza, generalmente en un solo lado. “Suele estar acompañada de intolerancia a la luz y a los sonidos y, en muchos casos, de náuseas y vómitos”.

Más de la mitad de los pacientes afirman que su migraña tiene un importante impacto en sus actividades diarias como hacer deporte, permanecer concentrados en el trabajo, el colegio o la universidad, en sus relaciones sociales o en la conducción.

Según explica a EFE-Reportajes el doctor José Miguel Láinez, jefe de Neurología del Hospital Clínico de Valencia y presidente de la Federación Europea de Cefaleas, “la migraña es una patología que afecta a alrededor del 12 por ciento de la población y es tres veces más frecuente en mujeres que hombres”.

Una vida con muchos más límites

“El dolor de cabeza puede llegar a ser muy incapacitante, no sólo por las horas de trabajo que quien las padece pierde a lo largo de su vida, si no también porque suele limitar y perjudicar seriamente sus relaciones familiares y sociales”, señala el especialista.

El doctor Láinez destaca el problema de la cronicidad de la dolencia “que está claramente asociada a la automedicación”, y recuerda que en muchos casos no se da a las cefaleas la consideración de problema de salud ni existen medidas de educación sobre ellas”.

“Además –explica el neurólogo– ni los enfermos ni, en algunos casos, los profesionales, adoptan las medidas necesarias para su adecuado tratamiento, aunque existen Unidades de Cefaleas que estudian de forma específica sus causas, comportamientos, terapias y consecuencias”.

Este trastorno causa la pérdida de cientos de millones de jornadas laborales al año en todo el mundo, con el agravante de que la incidencia de la enfermedad alcanza su máximo a la edad en que los pacientes desarrollan su mayor productividad personal y laboral, por lo que las pérdidas económicas causadas por estas bajas laborales son considerables, además del golpe de estas crisis sobre el bienestar y calidad de vida de los pacientes.

Las cefaleas constituyen el más frecuente de todos los dolores que afectan al ser humano. Nueve de cada diez personas las padecen alguna vez en su vida y son más frecuentes entre las mujeres en edad fértil que entre los hombres.

En los países desarrollados, sólo la cefalea tensional, ocasionada por la tensión nerviosa, afecta a dos tercios de varones y al 80% de las mujeres. Si se extrapolan las cifras, resultan unas 3.000 crisis de migraña cada día por cada millón de personas.

Los números de incidencia asociados a la cefalea crónica diaria son menos conocidos, pero alarmantes: uno de cada 20 adultos tiene este tipo de dolor de cabeza cada día o casi diariamente.

ABSENTISMO LABORAL Y DEPRESIONES

Una persona migrañosa se ausenta de su trabajo unos 8 días al año por los trastornos que ocasionan su dolor. Además de la repercusión laboral, su trastorno le acarrea un importante sufrimiento, con una reducción significativa de la calidad de vida e importantes repercusiones en el entorno familiar y social.

Además, a largo plazo, el esfuerzo que efectúa un paciente para soportar una cefalea crónica puede predisponerle para padecer otras enfermedades, como la depresión, la cual es tres veces más común en pacientes con migraña o cefaleas graves que en los individuos sanos.

En España, el 70% de la gente padece cefaleas tensionales, las más comunes y menos graves, y el 12% migrañas con alta incapacidad. El dolor de cabeza es el primer motivo de consulta en Neurología y uno de los principales motivos de consulta en Atención Primaria,  y provoca la pérdida de cerca de 20 millones de jornadas laborales anuales.

Ante estos datos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ya reconoce la cefalea como enfermedad, junto a la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS), Federación Europea de Cefaleas (EHF) y la Alianza Mundial de Cefaleas (WHA), ha puesto en marcha una campaña global de sensibilización que persigue reducir las consecuencias de esta patología entre la población.

A los profesionales y autoridades sanitarias, la campaña –que se desarrollará entre 2004 y 2006- quiere trasmitir la idea de que las cefaleas pueden ser un gran problema de salud pública, por las consecuencias sociales, sanitarias y económicas que conllevan.

Junto a las actividades destinadas a sensibilizar a la población en general, el comité de expertos de la campaña trabajará para llegar a un documento de consenso que permita unificar criterios sobre su diagnóstico y tratamiento. Además, se quiere contar con la implicación activa de los farmacéuticos para evitar la automedicación basándose en el consejo de estos profesionales.

En el ámbito internacional, se fijarán región por región las prioridades e intentarán buscar soluciones para el problema, tomando en cuenta las realidades económicas y culturales de los diferentes países.

LA INFORMACIÓN COMO REMEDIO

“En definitiva, la OMS persigue promover la disponibilidad de un mejor tratamiento, algo que dependerá de la concienciación que se tenga sobre las cefaleas, la asignación de recursos, su correcto reconocimiento y diagnóstico, el uso adecuado de medicamentos y el cambio en los estilos de vida”, explica el doctor Láinez, que coordina la iniciativa en España.

En las últimas décadas, la investigación en migraña se ha centrado en la patología aguda o crisis, y no tanto en la prevención. Pero ahora los abordajes terapéuticos más interesantes se están volcando cada vez más en la prevención.

El tratamiento preventivo, que en la actualidad utiliza menos de un 15-20 por ciento de los pacientes migrañosos, está evitando, además del sufrimiento de los pacientes, el consumo indiscriminado de analgésicos y la pérdida de jornadas laborales.

Algunos fármacos neuromoduladores, como el topiramato, podrían reducir la frecuencia de las crisis de migrañas en 60%, tanto en varones como mujeres. Como norma, este tratamiento preventivo se mantiene por períodos de seis meses. La doctora Margarita Sánchez del Río, directora del Programa de Cefaleas del Hospital Ruber Internacional, explica a EFE-Reportajes, que “la migraña es un trastorno crónico que viene determinado genéticamente y que se caracteriza por episodios recurrentes de cefalea, que pueden ser de moderados a intensos, por lo que pueden resultar muy incapacitantes para el paciente”.

Este dolor también se describe como pulsátil, “como tener el corazón en la cabeza” y se acompaña de molestias con la luz, con los sonidos, náuseas, vómitos y, en el 15% de los pacientes también de un aura que “se caracteriza por la visión de luces dentro del campo visual que se acompañan de una serie de manchas ciegas. Todo este proceso viene a durar una media hora, tras la cual se inicia el dolor de cabeza”.

Esta situación, señala esta especialista, impide que el paciente pueda continuar con su vida normal mientras ocurre el ataque.

La hora de prevenir

“Algunos pacientes”, dice Sánchez del Río, “intentan, aunque persista el dolor, mantenerse en su puesto de trabajo, aunque su capacidad intelectual se vea mermada y hay otros que ven condicionada su forma de vida ante el temor de que pueda aparecer la siguiente crisis y, por ese motivo, no van al cine, ni salen de viaje, o a una reunión, por si les sobreviniera el dolor”.

Respecto al concepto de prevención, el doctor Láinez subraya que “es muy importante desde el momento en que sabemos que la repetición de las crisis podría provocar cambios estructurales en el cerebro que traerían como consecuencia una mayor facilidad para que el proceso cronifique”.

Por otra parte, hay épocas en las que el sistema de percepción del dolor está más sensible en cada paciente y “para solucionarlo”, dice el doctor Láinez, “hay fármacos que regulan el umbral de percepción del dolor y evitan que se produzcan tantas crisis”.

Este tratamiento preventivo, si bien no cura la migraña, consigue reducir la frecuencia e intensidad de las crisis.

Los fármacos disponibles como tratamiento preventivo son calcioantagonistas, betabloqueantes y otros neuromoduladores. El tratamiento preventivo está indicado en pacientes con más de tres crisis al mes y hasta la mitad de los pacientes con migraña puede beneficiarse de esta opción terapéutica en algún momento.

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