MIAMI (EEUU) (EFE).- El dolor por la muerte del Papa Juan Pablo II se apoderó ayer de gobiernos, instituciones y los católicos de América, en medio de un gran despliegue informativo que recordó su legado histórico y su intensa obra pastoral en el continente.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, llamó a Juan Pablo II, fallecido hoy en el Vaticano a los 84 años, «inagotable abogado de la paz y pionero del diálogo entre religiones».
«Siempre me impresionó su compromiso para que las Naciones Unidas se convirtieran -como dijo en su intervención ante la Asamblea General en 1995- en una fuerza moral en la que todas las naciones del mundo se sintieran en casa y desarrollan una conciencia compartida de la existencia, es decir una familia de naciones».
Para la Organización de Estados Americanos (OEA), la muerte del Papa «representa una pérdida no sólo para la Iglesia Católica, sino para todos quienes valoran la paz, la libertad y la dignidad humana», señaló su secretario general interino, Luigi Einaudi.
El presidente George W. Bush calificó al Papa de «campeón de la libertad», y decretó duelo nacional en EEUU hasta el día que Juan Pablo II sea enterrado en el Vaticano.
«Juan Pablo II nos recordó nuestra responsabilidad de defender la cultura de la vida», dijo Bush.
La muerte del Papa entristece «al mayor país católico del mundo», según afirmó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien declaró siete días de luto oficial.
«El mayor país católico del mundo (133 millones de fieles), donde conviven en armonía personas de diversas creencias, Brasil se siente adolorido por la pérdida de uno de los hombres que, como pocos, influyó de forma tan decisiva y positiva en el curso de la historia contemporánea», agregó Lula.
En Cuba, el Gobierno del presidente Fidel Castro lamentó la muerte del Papa, al que se refirió como «un amigo», y dijo que enviará una delegación de alto nivel a los funerales y decretará luto oficial.
Juan Pablo II, que hizo una histórica visita a la isla en 1998, fue «alguien que se preocupó por los pobres, combatió el neoliberalismo y luchó por la paz», afirmó el canciller Felipe Pérez Roque, mientras doblaban las campanas de todos los templos cubanos.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez pidió a sus compatriotas y al mundo «rendir tributo a ese Papa que nos dejó muchas enseñanzas» y «pregonó la paz del mundo», y puso como ejemplo de ello el rechazo público del Pontífice a la guerra en Irak.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, consideró al Papa «ejemplo de generosidad, bondad y compromiso con la paz y el bienestar de los pueblos», mientras que su homólogo de Bolivia, Carlos Mesa, decretó duelo nacional de tres días, y lamentó la «pérdida enorme para la humanidad», porque «su vida ha cambiado muchos de los elementos fundamentales de nuestra historia».
«Los ecuatorianos debemos seguir el ejemplo de trabajo y entereza del Santo Padre, quien desde el cielo velará para que en el mundo haya menos pobreza, más justicia y paz», afirmó, por su parte, el presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez.
El presidente panameño, Martín Torrijos, recordó el papel que jugó «en el complejo final del siglo XX, su defensa de los más desposeídos y su incansable labor pastoral alrededor del mundo son hechos que avalan su Pontificado y marcan el legado que deja a la humanidad».
En Guatemala, el presidente Oscar Berger señaló que con Juan Pablo II se apaga «una luz que ha iluminado a los hombres y las mujeres de todo el mundo».
El gobierno nicarag~ense de Enrique Bolaños y el hondureño de Ricardo Maduro también expresaron su «congoja» por la muerte de «el misionero de la paz», mientras que el costarricense de Abel Pacheco decretó cuatro días de duelo nacional.
El arzobispo auxiliar de San Salvador Gregorio Rosa Chávez dijo que el Papa era «un hombre gigante al frente de la iglesia, el cual transformó la historia del mundo».
La Cancillería mexicana resaltó el «testimonio de solidaridad y su honda preocupación por los más necesitados y desamparados en el mundo quedaron plasmados en sus acciones y sus mensajes de aliento a favor de las comunidades indígenas, los migrantes, los refugiados, los discapacitados, las mujeres y los niños, los ancianos y los enfermos», además de «las grandes causas de la paz».
El Gobierno argentino decretó tres días de duelo nacional por la muerte del Papa, y el presidente Néstor Kirchner destacó su «amor y dedicación», que «brindó a la comunidad católica, promoviendo los mayores valores de la condición humana», mientras que el Arzobispado de Buenos Aires señaló que Juan Pablo II «cambió la historia del Papado», mientras cientos de fieles se reunieron en la catedral.
En la República Dominicana, el ejecutivo decretó tres días de duelo, mientras un portavoz presidencial dijo que fue «el mejor ejemplo de pluralidad, apertura, concertación y firmeza en momentos difíciles tratando siempre de cerrar heridas que afectaron y dividieron la humanidad durante miles de años».
El arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, estableció nueve días de luto en todas las parroquias de la capital, y el secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana, Juan José Larrañeta, declaró que el deceso «es el último viaje del Papa peregrino, el más importante, el viaje más gratificante». «Juan Pablo II no se aleja de nosotros, su nombre se hizo parte de nuestra memoria, su pensamiento será una inspiración siempre presente para construir un Chile más justo y entre todos un mundo más en Paz», afirmó el presidente chileno, Ricardo Lagos, al leer una declaración oficial.
El presidente paraguayo, Nicanor Duarte, resaltó la pérdida del «referente moral» más importante de los últimos 25 años y del hombre que enseñó a utilizar «la fe como instrumento de fraternidad», mientras que el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Claudio Giménez, dijo a EFE que es un momento «muy doloroso» para todos los católicos. EFE x