Dolores que  deben ponerte endeben ponerte en  alerta

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Muchas personas, sin causa aparente, pasan por la temerosa experiencia de un dolor repentino, que unas veces atribuyen a una gripe, un virus o al exceso de trabajo pero, a decir verdad, muy pocos se ponen en alerta, van al doctor o buscan la verdadera fuente de esos padecimientos.

POR ANNA JIMÉNEZ
La fibromialgia es un trastorno crónico de tipo reumático. Afecta a los neurotransmisores de los músculos, causando dolores generalizados en los músculos, tendones y ligamentos y muchas veces se tiende a confundir con cansancio, al final del día, o con el preludio de un resfriado común, sin embargo es importante confirmar la sospecha, por que de lo contrario puede pasar por situaciones adversas que sin dudas le pasará factura a su salud. 

La alimentación para los que padecen de fribromialgia debe ser baja en grasas.   Por ejemplo, si se trata de un hombre adulto no debería superar las 2.500 calorías. Y, por la noche, se aconseja tomar leche para favorecer la llegada del sueño.

SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA

El síndrome de fatiga crónica (SFC) es un tipo de afección caracterizada por un profundo cansancio que no es causa de ninguna enfermedad física o mental durante un periodo mínimo de seis meses. 

Una de las formas más claras de manifestarse es el enorme cansancio que experimentan los pacientes después de realizar esfuerzos muy moderados. En la mitad de las personas que lo padecen se produce una imposibilidad de realizar una vida normal y los obliga a estar en cama mucho tiempo o les produce grandes dolores musculares, lo cual conlleva un sentimiento de frustración personal que se traduce en el aislamiento social del individuo enfermo que, en muchos casos, cae en una profunda depresión.

Se da más en mujeres que en hombres y suele aparecer entre los 30 y los 50 años de edad. La duración suele ser generalmente de unos seis meses. Existen casos de una duración más prolongada ( entre uno y cinco años) y otros que no han mejorado nunca. En general, cuando los pacientes son sometidos a un tratamiento suelen mejorar en el 80 % de los casos.

SÍNTOMAS

Cansancio sin esfuerzo aparente, debilidad de los músculos, dolor de los músculos, dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, fiebre no muy elevada, hinchazón de los ganglios axilares y del cuello, imposibilidad de dormir, necesidad de dormir demasiado, problemas de memoria, falta de concentración. 

Muchos de los síntomas pueden ser similares a la fibromialgia. Otras veces los síntomas responden sencillamente a un problema de cansancio.

CAUSAS

No se conocen cuales son las causas reales de este síndrome, aunque existen las siguientes teorías: 

Virus: Se piensa que puede ser producido por algún virus del tipo del herpes. Aunque no se conoce de que virus se trata, la gran presencia de anticuerpos en los pacientes de este síndrome hace creer que lo produce algún virus. Entre todos ellos se han mencionado el virus de Epstein-Barr, el virus del SIDA o el virus del herpes. 

Alergias: El síndrome, según esta teoría, podría responder a algún tipo de alergia. 

Problemas del sistema inmunitario: El síndrome sería producido por una respuesta incorrecta del sistema de inmunidad.

El cuerpo reaccionaría violentamente atacando el propio organismo. 

Hipotensión: La fatiga crónica la produciría una baja presión sanguínea habitual. 

Problemas hormonales: Ciertos niveles bajos de hormonas proporcionarían el síndrome de fatiga crónica.  La opinión mas reciente piensa que se trataría de toda una serie de factores combinados los que producen esta afección.

CONSEJOS

Dado que no existe un tratamiento específico para curar esta enfermedad, a no ser que sea el tratamiento de los síntomas, podríamos mencionar una serie de estrategias, consejos o técnicas para mejorar la vida de los enfermos de este síndrome: 

Controlar los esfuerzos y aprovechar los descansos: No deben realizarse esfuerzos excesivos que conlleven un cansancio posterior muy difícil de superar. Es mejor realizar ejercicios suaves adecuados a las posibilidades de los enfermos que suelen cambiar de un día a otro. Uno de los mejores ejercicios es realizar paseos cuatro o cinco veces a la semana de una duración aproximada de 30 minutos. Por otra parte, siempre que sea posible, intentar descansar cuando no se esta realizando ninguna actividad física. En este sentido, en vez de estar de pie, por ejemplo, es más conveniente buscarse un asiento. Una terapia conductual cognitiva, en la que el paciente sepa controlar, la necesidad de esfuerzo justo para cada actividad sería una forma de tratamiento muy conveniente. 

Descansar bien antes de un esfuerzo no habitual: Si se prevé que una determinada actividad puede producir más cansancio del habitual, como, por ejemplo, un viaje o excursión, procurar descansar el día anterior para que el cuerpo acumule energía.

Utilizar herramientas o utensilios que alivien el trabajo: Se ha de procurar evitar el trabajo físico lo máximo posible; para ello ciertos utensilios o herramientas que pueden ayudar. Por ejemplo, no llevar bolsas colgadas de los brazos, en su lugar utilizar algún carrito con ruedas. Procurar no hacer las actividades de pie en casa, siempre que sea posible. 

Realizar ejercicios de terapia física: Ciertos ejercicios pueden ayudar a mejorar la forma física. Entre estos podemos mencionar el yoga, la fisioterapia, el taichi, etc. La realización de ejercicios físicos programados de duración corta puede favorecer el estado de forma de los enfermos que en todo momento deben considerar que tienen que empezar de una manera suave. Serían adecuados ejercicios como nadar, pasear, montar en bicicleta, etc. 

Mejorar la alimentación: Una alimentación natural, rica en alimentos vegetales naturales, puede mejorar las condiciones de los enfermos. Por el contrario, una dieta rica en grasas animales o azúcares puede empeorarlas.

Adoptar una actitud positiva hacia la enfermedad. Esto puede evitar que los síntomas vayan empeorando y que el enfermo evolucione hacia una depresión. Para evitar esto es importante que el enfermo no se aisle, que comparta su sufrimiento con otras personas, que participe en grupos de terapia, etc. Hay ciertas terapias que pueden ayudar a mejorar los síntomas: meditación, hidroterapia, biofeedback, reflexología, osteopatía, etc.

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