Domingo Arias (Nanao) un solidario desconocido

Domingo Arias (Nanao) un solidario desconocido

Muchas personas de pueblo, sin nombres o apellidos sonoros, en determinados momentos jugaron roles importantes en la vida nacional, en diferentes aspectos. Uno de ellos lo fue Domingo Arias (Nanao) de quien expresé en un artículo anterior que lo incorporamos a una misión que se nos había encomendado en noviembre del año 1964 en el proceso de lucha contra el Triunvirato para lograr la reposición de Bosch en el poder y retornar a la constitucionalidad.

A Nanao, como casi todo el mundo le decía, lo conocí a través de Gabi Castillo y su hermano Miguel Ángel. Gabi trabajaba en el Banco Agrícola, y a la caída de la dictadura trujillista fue cabeza de un grupo de jóvenes empleados que formamos la Asociación de Empleados del Bagrícola. Nanao no trabajaba allá, pero era una especie de ayudante personal de Gabi.

El Consejo de Estado que presidió Balaguer integró los ingenios del Norte, que administraba el Bagrícola, a la Azucarera Haina, creándose entonces la Corporación Azucarera Dominicana. Y quienes trabajábamos en esa área pasamos a ser empleados azucareros.

A comienzos del Consejo de Estado presidido por Rafael Bonelly, se presentaron a la Azucarera el Dr. José Fernández Caminero, miembros del Consejo de Estado, y Moncho Imbert, secretario de Industria, acompañados de Nanao, para que lo nombraran allá. Lo designaron auxiliar (mensajero) del Departamento de Colonos, donde laborábamos junto a Daniel Figueroa, Tácito Perdomo, David Brewer, Héctor Núñez, Checho Acta Medina y otros.

Domingo Arias (Nanao) tenía grandes e importantes amigos. Una parte de ellos los conoció en la cárcel durante la dictadura.

Nunca supimos en qué rol estuvo preso Nanao, pero conversando con el querido amigo José Israel Cuello, me dijo que algunos presos por otras causas, no necesariamente políticas, no solo se identificaron con los presos políticos antitrujillistas, sino que se convirtieron en una especie de ángeles de la guarda. Haciéndoles diligencias. Facilitándoles comunicación con sus familiares. Resolviendo problemas cotidianos que para los presos no tienen precio.

A pesar de haber sido amigo de Nanao hasta el final de su vida, no sé si ese fue su caso. Nunca se lo pregunté. Lo cierto es que desde antes de la muerte de Trujillo, Nanao fue un valiente luchador. Se enfrentó a Balá y sus paleros, y después de muerto el Sátrapa, fue un persecutor implacable de calieses. Presente en la gesta de abril del 65. Siempre listo cuando cualquier amigo lo necesitaba.

Por esas razones fue incorporado a la misión que nos habían encomendado Antonio Rosario, Caonabo Javier y el Pacto de Río Piedras, en noviembre de 1964, hace 55 años, de tomar a Radio Guarachita por unos minutos y difundir una proclama de derrocamiento del Triunvitato. Nanao debía controlar al propietario Radhamés Aracena, a su esposa Suni y al entrañable amigo Freddy Ortiz, que dirigía la emisora todavía en prueba. Siempre respetándolos. Solo evitando que se diera voz de alerta. Pero dicha misión fue cancelada.

No sé cómo lo catalogarían otros que conocieron a Nanao. Para mí fue un amigo sincero, solidario y decidido.

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