Domingo De Los Santos – El hedonista y el tiempo

Domingo De Los Santos – El hedonista y el tiempo

El hedonismo es una concepción de la vida y de realidad en sentido general que afirma que ante el hecho de la existencia humana B cargada muchas veces de limitaciones y problemáticas- la mayor salida es la del disfrute de los placeres que puedan ocasionar las diversas circunstancias por las que atraviesan las personas.

Según esta visión, gozar la vida, disfrutar el presente, el ahora, es lo único que podemos hacer, dado que todo pasa y nos espera un final innegociable que truncará todas nuestras acciones y convertirá en una estela de tiempo breve las realizaciones humanas.

Lo que tú gozas es lo único que te llevas, se escucha a muchos. Impulsados por esta máxima, se lanzan a «vivir el presente», donde predominan los goces furtivos efímeros, desarraigados en el tiempo, anclados en un ahora, que, según esta postura hedonista, se desentiende del pasado y del futuro por ser éstos tiempos inciertos.

La visión del tiempo que tienen los hedonistas podría ser sometida a un análisis lógico. Podríamos preguntar: )Qué es el presente?, )Acaso lo que medimos con el reloj, algo escurridizo que cuando decimos esto es el presente, ya está en el pasado? Creo que no. Lo que existe es el presente existencial que asienta sus bases en dos entidades desconocidas para el hedonista: el pasado y el futuro. En otras palabras, nuestro presente depende del futuro y del pasado. Somos lo que somos y hacemos lo que hacemos porque ha habido un pasado que nos ha traído hasta aquí y por un futuro que nos orienta, que nos sirve de horizonte y nos traza la senda.

La visión hedonista del tiempo, que afirma que solo existe el ahora, encierra a mi modo de ver un grave peligro. Lo primero es que hace a las personas desarraigadas, sin un fundamento sostenible, ya que no le da la oportunidad de una guía que le oriente en los recovecos existenciales que la condición humana nos obliga a transitar. Al no haber visión de futuro no hay perspectiva y el tiempo se diluye como un haz de luz fugaz, perdido en menudecencias y trivialidades que solo ayudan a profundizar el vacío existencial que aliena y desespera. El afán de encontrar experiencias esporádicas placenteras sólo hace crear seres cada vez más dependientes, esclavos de cuantos vicios y vanidades se puedan consumir.

El otro peligro según mi parecer, mucho más complicado todavía, lo es la poca o nula reflexión acerca de las consecuencias que podrían acarrear las acciones que en ese ahora cometemos. Dado que no hay una visión del mañana sólo se toma en cuenta la acción, sin un análisis minucioso de los posibles efectos.

Para nadie es un secreto que nuestra sociedad, llamada por los teóricos postmoderna, está fuertemente impregnada por la visión hedonista de la existencia. Esto camina parejo con muchas de las calamidades que sufre el mundo actual. Para poner solo algunos ejemplos, cuántas enfermedades, como el sida, se adquieren por ese dejarse llevar por el placer, por un «gozar el momento». Del mismo modo, cuántos embarazos no deseados ni planificados, sobre todo en adolescentes, que vienen a tronchar la existencia y el camino de superación a muchas, dejando abierta como única salida el criminal aborto. Cuántos problemas creados, relaciones familiares rotas, vidas perdidas, por esas acciones muchas veces desenfrenadas y siempre irreflexivas que atentan contra la propia racionalidad del ser humano. Algunas de las grandes problemáticas de la sociedad actual podrían palearse con un poco más de reflexión, de análisis de lo que pueda venir, pues como leí una vez de un autor, un minuto de placer puede ocasionar una vida de sufrimiento.

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