La devoción a Santo Domingo Savio llegó a la República Dominicana a través de la Orden Salesiana. Sus sacerdotes, presentes en el país desde 1935, pusieron siempre la mirada en barrios como Mejoramiento Social (María Auxiliadora), Los Guandules, Villa Juana, Cristo Rey (antes Vietnam) y otros marginados.
Aunque al joven aún no lo habían declarado santo, ya se hablaba de sus excepcionales valores cristianos por haber sido alumno de Don Bosco, fundador de la congregación. Fue a partir de su canonización cuando calles e instituciones comenzaron a llevar su nombre.
Tan grande fue la fe en el santito, que pobladores y maestros solicitaban la denominación para barrios, vías, escuelas, colegios.
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El padre Wilson Rosario, director del colegio Don Bosco, conversa emocionado sobre este niño cuya identidad lleva, además, la primera iglesia dedicada a él, ubicada en La Vega; un aspirantado en Jarabacoa; un reformatorio que en 1956 creó la tiranía como “Granja Hogar Presidente Trujillo”, confiado a los salesianos en la persona del padre Bartolomé Vegh. Hoy es Escuela Hogar Santo Domingo Savio.
Rosario creció observando un enorme cuadro del santo. Quizá desde entonces se interesó por la vida del llamado patrono de los monaguillos, del que habla intenso.
“Pero ¿quién era Santo Domingo Savio?”, pregunta el historiador y maestro. “Un santo de la Iglesia Católica, alumno del primer oratorio de San Juan Bosco, en Valdocco, que se distinguió por sus virtudes espirituales, cumplimiento del deber, piedad. Vivía las virtudes cristianas, fe, esperanza, caridad, amor al prójimo”.
Cuenta que cuando hizo su primera comunión escribió tres propósitos: “Que mis amigos sean Jesús y María. Me confesaré y comulgaré con frecuencia. Antes morir que pecar”. En el fondo, comenta, “es una intención de mantenerse en la gracia de Dios, que lo sostenía a través de los sacramentos”.
Domingo creía que para ser un siervo del Señor era preciso llevar el rostro serio. Don Bosco le enseñó que parte de la santidad consiste en estar siempre alegres. “Don Bosco veía en él cualidades como ser devoto, no comprometer su honestidad, cumplir sus deberes, su amor a Jesús y a la Eucaristía”.
En ocasiones el maestro lo encontró en estaxis, en adoración, contemplando al Santísimo.
“Se puede ser feliz”. Un niño, argumenta Rosario, puede ser bueno, un adolescente puede orientar su vida con amistades sanas y con los principios de la fe católica. Se puede ser feliz y ser bueno”.
Domingo enfermó y falleció antes de cumplir 15 años. “Su muerte generó en los compañeros un recuerdo a imitar. Don Bosco se dedicó a describir su vida a los demás alumnos, que vieron que su propuesta tenía un resultado, y eso se quedó en la cultura salesiana”, expresa.
Años después de fallecido Don Bosco, en 1888, los salesianos y las autoridades eclesiásticas iniciaron el proceso de beatificación y canonización de Domingo Savio. El 12 de junio de 1954 Pío XII lo declaró santo.
Son múltiples los milagros que se le atribuyen, muchas las biografías publicadas.
Doménico nació en Riva, Italia, el 2 de abril de 1842, hijo de Ángel Savio, herrero, y Brígida, costurera. Eran muy pobres. El adolescente murió el 9 de marzo de 1857.
Decía: “Padre Bosco, ayúdeme a ser santo, pero muy pronto, porque veo que me queda poco tiempo”.
La calle
El 28 de enero de 1965 moradores del barrio Los Guandulitos solicitaron al Ayuntamiento del Distrito Nacional que ese sector fuese denominado Santo Domingo Savio, considerando que “durante su corta existencia fue mentor espiritual de la niñez, enriqueciéndola con sus sabias enseñanzas de devoción, amor y piedad”.
El padre Wilson entiende que la calle pudo haber sido designada para la misma fecha “pues en María Auxiliadora existía ya una capilla Domingo Savio y el referente que tenían los moradores eran los salesianos. Ese modelo de santo llamaba la atención, era un niño que inspiraba, un patrono de los adolescentes, ya lo habían conocido a través de nuestros sacerdotes, catequistas, religiosas y desde la obra salesiana en Santo Domingo”.
Su día se conmemora el 6 de mayo.
Dice Wilson Rosario: “En un mundo de tanta agresividad y violencia, niños y adolescentes han visto en Domingo Savio un modelo de que se puede ser fiel a Dios desde la alegría, desde el cumplimiento de los propios deberes y de una vivencia de la fe serena, comprometida. Y de una amistad con Jesús”.