Dominicana demanda casinos

Dominicana demanda casinos

ATLANTIC CITY.  EE.UU.
 AP.

  Hija de inmigrantes dominicanos, Arelia Margarita Taveras era la imagen del sueño estadounidense hecho realidad: se recibió de abogada y ganó prominencia representando a víctimas del vuelo 587 de American Airlines que se estrelló en Nueva York en el 2001.

 Fue comentarista de radio y televisión.  Comenzó a ir a los casinos de Atlantic City para distraerse y pronto recibía trato preferencial, incluido el envío de limosinas a recogerla. Hasta le permitían llevar a su perra Sasha a las mesas de blackjack, en un bolso. 

Taveras, sin embargo, no pudo controlar su afición al juego. Desarrolló una adicción y se pasaba días enteros en las mesas, sin comer ni dormir. Se limpiaba los dientes con pañoletas desechables así no tenía que irse del lugar. 

Dice que perdió casi un millón de dólares.  Fue inhabilitada para el ejercicio de la abogacía y perdió su casa y la de sus padres. Además le debe al fisco 58,000 dólares. 

Asegura que en algún momento pensó suicidarse.  Pero Taveras sostiene que no es la única responsable de su debacle y demandó por 20 millones de dólares a seis casinos de Atlantic City y uno de Las Vegas, aduciendo que debieron haber intervenido cuando se hizo obvio que estaba fuera de control.  “Sabían que me pasaba días sin comer ni dormir”, expresó Taveras. “Me desvanecía en las mesas. Era su deber atenderme.

 Nadie en su sano juicio puede jugar 4 ó 5 días seguidos sin dormir”.  Expertos opinan que no será sencillo el caso, pero el juicio arroja luz sobre la vida de los adictos al juego.  “Es como el crack, aunque peor, porque es algo mental”, manifestó Taveras, una neoyorquina de 37 años que ahora vive en Minnesota. “Se apodera de uno lentamente. Es una enfermedad”.

Entrevistada por la AP, Taveras admitió haber usado dinero de sus clientes para financiar su adicción. Por ello fue inhabilitada para ejercer la abogacía en junio del año pasado y enfrenta varios juicios. Está tratando de negociar un arreglo por el cual devolvería el dinero y no iría a la cárcel.  Taveras demandó al Resorts Atlantic City, Trump Plaza Hotel and Casino, Trump Taj Mahal Casino Resort, el Tropicana Casino Resort, el Showboat Casino Hotel, Bally’s Atlantic City y al MGM Grand Hotel  de Las Vegas.

 Los casinos niegan en los documentos legales haber cometido falta  y dicen que Taveras es la única responsable de lo que le sucedió. No fue posible conseguir comentarios de los casinos.

  Un juez desestimó en febrero los procesos a los dos casinos de Trump, al Tropicana, el Showboat y Bally’s por cuestiones técnicas, pero autorizó a Taveras a que vuelva a radicar demandas.

 Siguen adelante los procesos contra Resorts y MGM porque contenían alegatos más específicos. 

Joe Corbo, presidente de la Asociación de Casinos de Nueva Jersey, dijo que el personal de los casinos es instruido acerca de cómo detectar jugadores con problemas y buscarles ayuda. A esos jugadores se les recomienda que se incluyan en listas de personas que tienen prohibido el ingreso a las salas de juego.

Los casinos no pueden recibir a las personas que figuran en esa lista.  Dan Heneghan, de la Comisión de Control de Casinos, dice que hay 663 personas en esa lista.  “Esta puede ser una situación delicada, pero es un asunto de responsabilidad personal”, dijo Corbo. 

 Paul O’Gara, abogado especializado en jugadores de Atlantic City con problemas, dijo que será difícil demostrar que los casinos sabían que Taveras tenía problemas y los ignoraron.  “¨Cómo hace uno para saber si esta era una persona divirtiéndose, una ricachona solitaria o alguien fuera de control?”, preguntó.  Arnie Wexler, ex director del Consejo de Jugadores Compulsivos de Nueva Jersey, calcula que hay 5 millones de personas con distintas formas de adicción al juego en los EEUU y 15 millones de personas que pueden hacerse adictas. 

“El suyo no es un caso inusual”, afirmó Wexler, quien dice haber sido él un adicto al juego. “Es la peor adicción que uno pueda tener sin ingerir nada. Uno recuerda la primera vez que ganó una buena suma y se dice ’puedo hacerlo de nuevo, puedo recuperar todo lo que perd픒.

 La carrera de Taveras como abogada cobró vuelo cuando representó a muchas familias de las víctimas del vuelo 587 de American Airlines, procedente de la República Dominicana, que se estrelló en las afueras de Nueva York en noviembre del 2001, matando a 265 personas.  Llegó a tener 400 clientes y a ganar 500,000 dólares al año. Se presentó en programas de radio y televisión para opinar sobre cuestiones legales y escribió una guía con recomendaciones para mujeres que tratan de que sus ex maridos cumplan con sus obligaciones económicas. Era asidua colaboradora de portales de hispanos.

 En el 2000 el diario Daily News la incluyó en una lista de “21 neoyorquinos a seguir en el siglo 21”. 

En septiembre del 2003 comenzó a ir a casinos de Atlantic City para despejarse un poco de las tensiones relacionadas con un trabajo que le tomaba los siete días de la semana.  Asegura que en una ocasión estuvo en el Resorts cinco días seguidos, en junio del 2005, en los que subsistió exclusivamente con jugo de naranja y golosinas que le llevaba el personal. En el quinto día, un crupier le dijo que se fuese a su casa porque estaba agotada y no sabía lo que hacía.  Taveras estuvo casi un año en una clínica recibiendo tratamiento para su adicción al juego.

Radicó su demanda en septiembre, representándose a sí misma, y trabaja actualmente en un centro de recepción de llamadas telefónicas en Minnesota.  “Todos dicen ’te dedicaste al juego y la pasaste bien, hasta que perdiste todo, y ahora lo quieres recuperar”’, manifestó Taveras.

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