Dominicana no puede competir
por la mano de obra sin calificación

Dominicana no puede competir <BR>por la mano de obra sin calificación

POR CARMEN CARVAJAL
Las precariedades educativas y tecnológicas de la mano de obra dominicana generan un círculo vicioso que desmotiva a las empresas a invertir en nuevas tecnologías, reduciendo de esta manera las posibilidades de competir a la luz de la apertura que supone el acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos y Centroamérica.

Un estudio del Banco Mundial señala que si bien los inversionistas extranjeros consideran competitiva la mano de obra dominicana en cuanto a su costo, las habilidades de los trabajadores son básicas y presentan muy pocas ventajas de calidad por encima de sus competidores.

En el documento “República Dominicana  Evaluación de la Competitividad Comercial y Laboral”, elaborado por la Dirección Sectorial de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica de América Latina y el Caribe, del Banco Mundial, se afirma que el perfil promedio de las competencias no satisface las demandas de las industrias de servicio y manufacturas de mayor valor agregado que pagan mejores salarios.

“Una mayor disponibilidad de trabajadores calificados crearía los incentivos para que las empresas invirtieran en nuevas tecnologías que requieren competencias calificadas, pero para llenar este vacío en la oferta laboral serían necesarias mejores competencias y extensas mejoras educativas, incluyendo el acceso completo a la educación de nivel secundario”.

Entiende que los vacíos en la educación secundaria han exacerbado la ineficacia y la falta de equidad, ya que un número creciente de estudiantes talentosos, pero pobres, no pueden acceder a la educación superior, mientras que quienes sí pueden ir a las universidades, “provienen de un pequeño grupo selecto”.

“A los niveles actuales de formación y educación, la fuerza laboral dominicana está débilmente preparada para beneficiarse de la inversión extranjera directa y la transferencia tecnológica que aumentarían la competitividad internacional del país”, sostienen los autores del estudio.

Consideran que para reunir el capital humano necesario para  sostener nuevas áreas de crecimiento de las exportaciones y desarrollar nuevos nichos de mercado, la base actual de conocimiento y entrenamiento necesita ser mejorada con reformas que deben enfocarse, especialmente, en la secundaria y las universidades, a mejorar las habilidades para la solución de problemas generales, habilidades de colaboración y trabajo en equipo, así como la comprensión intercultural.

En el aspecto técnico, la reforma educativa debe reforzar la electrónica, biotecnología, manejo de cadena de oferta, química asociada a la producción de fertilizantes y pesticidas, tecnología de la información y desarrollo de programas informáticos.

EMPLEO Y SALARIO

La oferta laboral y el salario, que durante la segunda mitad de los noventa y principios del presente siglo experimentaron crecimientos tímidos, se redujeron significativamente durante el 2003, colocándose casi al nivel del 1996.

La demanda de trabajadores en el sector zona franca no fue tan significativo, sobre todo, si se toma en cuenta el volumen de la demanda global.

Destaca el estudio que a pesar de la demanda creciente de manos de obra desde 1996, los salarios efectivos no variaron y más bien, decrecieron después del 2001. La demanda se concentra mayormente en las habilidades de menor calificación.

La zona franca y el turismo, los sectores económicos considerados más competitivos, tienden a pagar menor salario que el resto de los sectores, lo que es atribuido por el estudio a la gran cantidad de mujeres empleadas en ambas áreas y a que éstas ganan un 20% menos que sus pares masculinos.

Desde 1996, la tasa de crecimiento del empleo se mantuvo al mismo ritmo que el de la fuerza laboral, por lo que el desempleo se mantuvo estable.

 Sin embargo, los cambios en la producción económica promovida por las reformas económicas de principios de los 90, cambiaron los patrones de empleo, reduciendo significativamente el agrícola e incrementando el de servicios.

Fija la mano de obra empleada en estos momentos en unos 3.2 millones de trabajadores. Desde el 1996 la mayor ganancia de empleos en el sector servicio se produjo en el comercio, el gobierno y otros servicios, y en muy menor grado en el turismo, el transporte y la construcción.

Encuentra justificación a la reducción significativa del empleo rural en los cambios en la producción, debido a factores del mercado internacional.

“Sin embargo, el estancamiento en el empleo industrial es más sorprendente, dada la importante expansión de las exportaciones de zona franca durante este período”, que cuentan con más de la tercera parte de los empleos industriales del país.

El estudio ve un aumento de la productividad, más que del empleo en este sector, ya que las exportaciones por trabajador aumentaron un 35% en siete años.

El estudio destaca que durante los años 2001 y 2002 se perdieron unos 24,000 empleos en las zonas francas, debido a una reducción de las exportaciones del sector. Sin embargo, la productividad de los trabajadores se mantuvo igual, lo que indica la capacidad de los empleadores, de adaptar la oferta de empleos según los cambios en la demanda.

La productividad en general creció 17% del 1996 al 2003, equivalente a 2.3% anual, mostrando las zonas francas un mayor nivel y dinamismo.

Sin embargo, estima moderada la contribución de las zonas francas a la creación de empleos, ya que apenas son responsables de entre 40 a 60,000 puestos desde 1991, frente a un crecimiento del empleo agregado de 800,000. El crecimiento del empleo desde el 1996 al 2002 fue de 4.6% anual.

Paralelamente al crecimiento del empleo en el servicio creció el empleo informal, y el número de trabajadores por cuenta propia supone dos quintas partes del empleo total. En el período citado arriba, con un fuerte crecimiento del producto interno bruto, el sector privado aportó 290,000 nuevos empleos a la economía, mientras que en el sector informal se crearon 380,000, para un crecimiento anual de 5.6%.

Para el 2003, las microempresas de entre uno a cuatro trabajadores, contaban con más de la mitad del empleo total, lo que es atribuido a un esfuerzo de las familias por romper con la pobreza y satisfacer sus requerimientos de empleo, además de las vinculaciones del turismo y a la captación de remesas que permiten financiar las iniciativas empresariales.

A raíz de los problemas manifiestos de la economía dominicana durante los años 2002 al 2003, el número de trabajadores por cuenta propia creció en 175,000, principalmente a costa de empleos en el sector privado, que reflejó en ese período una reducción en la plantilla de unos 106,000 trabajadores.

Para los técnicos que realizaron la investigación, el aumento significativo reciente de la mano de obra informal o trabajadores por cuenta propia, supone un giro descendente en la productividad laboral global.

El turismo, excluyendo las actividades afines, aporta el 6% del empleo e igual porcentaje del PIB. Con un crecimiento equivalente al 7% anual durante el período 1996 al 2002, tuvo en el 2003 una reducción de 7% de sus empleos.

En ese sector los salarios subieron un 40% en 1997 y 1998, pero para el 2003 se retrajeron a los niveles del 1996, generando un aumento en la competitividad por costo de mano de obra en ese sector.

TRABAJO INFANTIL

Llama la atención a los investigadores del Banco Mundial que las leyes dominicanas permitan trabajar a niños de diez años en adelante, lo que además de violar las reglas de la Organización Internacional del Trabajo, perjudica la competitividad a largo plazo de la fuerza laboral dominicana.

Esta última consideración se explica en el hecho de que los niños que ejecutan un trabajo asalariado pierden oportunidades de educación, reduciendo la acumulación de su capital humano y el de sus hijos, lo que lesiona la productividad.

Destaca que todos los agregados laborales del Banco Central reflejan la definición de que la mano de obra infantil está permitida por el Estado dominicano, a pesar de ser signatario de la Convención de la OIT sobre la edad mínima de 14 años para trabajar.

Destaca que en abril del 2003 casi 39 mil niños de diez a 14 años fueron empleados, un 1% del empleo total, el 60% de los cuales trabajó por remuneración.

Una cuarta parte de los niños trabajadores son empleados en la Agricultura y un tercio en el comercio minorista y mayorista..

La investigación coloca en 12 pesos la hora el salario promedio de estos niños, que aunque muy bajo, es superior al de los trabajadores agrícolas. Trabajaron un promedio de 26 horas a la semana.

Tras citar el daño que hace a los propios niños, y a la competitividad presente y futura del país el que los niños menores de 14 años trabajen por un salario, el informe del Banco Mundial entiende que el gobierno debe mandar una señal clara de que de cero tolerancia a esta actividad.

El informe, fechado en marzo pasado, destaca las medidas que está diseñando el gobierno para revisar la regulación laboral y fomentar un mejor cumplimiento, lo que entiende puede se un mecanismo efectivo para acabar con el trabajo infantil.

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