Dominicanización ¿al fin?

Dominicanización ¿al fin?

Conforme fue pautado para cumplir la Ley 169-14 de regularizar a los indocumentados residentes en nuestro territorio que costó a los patriotas dominicanos 29 batallas, pleitos y escaramuzas desde 1844-1856 para liberarnos de la coyunda dominante de Haití (1822-1844), el día 17 de este mes comenzó la repatriación de ilegales haitianos. Uno de los factores más odiosos de los esclavitas norteamericanos durante la guerra civil 1861-65 consistió en que los Confederados se alojaban en las residencias de los abolicionistas, abusando de sus mujeres, relatado con relieves nítidos por la escritora Margaret Mitchel en su inmortal obra Lo que el viento se llevó.

El proceso para repatriar a más de un millón de haitianos residentes ilegales en nuestro territorio soberano es imposible que se cumpla en el tiempo aspirado, sin incurrir en excesos, como ha instruido el presidente Danilo Medina y cumplido por el Canciller Andrés Navarro y el director de Migración, mayor general ERD Rubén Paulino Sem.

Será un proceso pausado, que no debe deslizarse por la arbitrariedad, tampoco por la desidia, y más que todo, rechazar como un solo dominicano, el chantaje de personeros que pretenden que el espíritu de la sentencia 168-13 fracase, sin ofrecer a Haití acogida de una partida de sus nacionales, como son los casos del primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio y del primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalvez, que irresponsablemente han sugerido boicotear productos dominicanos.

Rechacemos todos los chantajes y honremos las 29 batallas que nos liberaron del dominio de Haití (1822-1844) y que ahora planifican por la invasión pacífica y presencia masiva, para fusionar La Española en un solo Estado, proyecto pionero de Tousaint Loverture, interpretando el Tratado de Basilea de 1795.

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