Dominicanos ausentes y presentes

Dominicanos ausentes y presentes

La imposibilidad de una inmigrante dominicana de renovar su pasaporte en el consulado dominicano de Puerto Rico la obligó a viajar a su país a gestionar esa renovación. El no tener a manos una copia nueva de su acta de nacimiento; la información de que el libro de su registro está destruido; y el no poder resolver su problema desde el lugar de su residencia permanente, fueron las causas de su traslado involuntario.

Ya en su tierra natal, le causó un gran espanto el saber que por los trámites burocráticos requeridos corría el riesgo de perder su trabajo, por la probabilidad de no regresar para la fecha que debía hacerlo.

El precedente relato debe servir de advertencia a los dominicanos residentes en el extranjero, cuyos pasaportes requieran renovación. Para evitar contratiempos y gastos innecesarios, deben viajar cuando ya tengan en su poder copias nuevas de sus actas de nacimiento, pues de lo contrario podrían quedar varados en el país por tiempo indefinido. La precaución es importante, ya que por las ancestrales deficiencias de nuestro sistema de registro civil las actas de nacimiento de muchísimos dominicanos no son de fácil localización en las Oficialías del Estado Civil o, por lo menos, requieren de un procedimiento administrativo para regularizarlas.

Todo dominicano ausente, radicado en Estados Unidos y en Europa, tiene la creencia de que es innecesario aportar copia de acta de nacimiento para renovar un pasaporte, porque ese requisito fue cumplido con la obtención del primer pasaporte. Pero ignora, por falta de información general, que los nuevos pasaportes se están emitiendo con un nuevo formato y una tecnología más moderna, por lo que todo interesado en la renovación del viejo pasaporte tiene que presentar nueva copia de su acta de nacimiento. Por otra parte, la misma situación se les presentará a los dominicanos en general, ausentes y presentes, si la Junta Central Electoral ejecuta su proyecto de cambiar a corto plazo la actual cédula de identidad y electoral, por otra con un nuevo formato, conteniendo fotografía, firma y huellas digitales con una tecnología más moderna. Ello así, porque en el actual proceso de recolección de esos datos, denominados biométricos, a la mayoría de las personas concurrentes se les advierte que para solicitar la nueva cédula tienen que aportar una copia de su acta de nacimiento. La mayoría de las cédulas de identificación personal expedidas en la Era de Trujillo lo fueron sin la presentación de copias de actas de nacimiento. Lo mismo ocurrió con un altísimo porcentaje de las emitidas entre 1962 y 1979. Además, la jornada de cedulación nacional de 1993, que conllevó el cambio de la cédula vieja, por la cédula de identidad y electoral de color azul, se realizó sin la ciudadanía presentar copia de actas de nacimiento.

Los dos últimos señalamientos invitan a formular las interrogantes siguientes: Cuál será la suerte de la identificación personal de todo dominicano mayor de 49 años de edad que no pueda presentar copia de su acta de nacimiento.

 ¿Serán convertidos en muertos civiles los que no puedan obtener la nueva cédula de identidad y electoral? Las respuestas las dejamos como tarea particular de toda persona que se encuentre en esa situación, así como de las instituciones públicas y privadas cuyas labores dependen de la identificación de quienes solicitan sus servicios.

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