Dominicanos entre los más pobres de EU

Dominicanos entre los más pobres de EU

POR L. RAMÍREZ S.
Los dominicanos residentes en Nueva York tienen una alta tasa de pobreza, debido a falta de oportunidades relacionadas con el desconocimiento del inglés, la poca preparación académica, y la propia estructura social estadounidense en la que prevalece la discriminación por razones de etnia, sexo y clase social, según informó la socióloga Ramona Hernández, directora del Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de Nueva York.

Esas afirmaciones son el resultado de investigaciones de carácter socioeconómico y educativo, que ha realizado el referido instituto sobre la  realidad de la diáspora dominicana en Estados Unidos.

En tal sentido, Hernández manifestó que los dominicanos residentes en Miami perciben salarios más altos que los que viven en Nueva York, lo cual se explica por el hecho de que Miami es bilingüe, tiene grandes inversiones cubanas  y es prácticamente el centro de las operaciones de Estados Unidos de cara a Latinoamérica.

«Por ejemplo, si un periodista se va a Miami puede insertarse con cierta  facilidad en algún medio de comunicación, pero en Nueva York eso no sucede porque los medios en español son pocos y la competencia en es mucha, entonces tendría que hacer otro oficio y su salario probablemente será menor».

Sin embargo, no todo es negativo pues en materia educativa otro estudio arrojó que, en términos comparativos, los dominicanos nacidos en Estados Unidos tienen una tasa de participación universitaria más alta que los de origen puertorriqueño, cubano, mexicano y otras naciones latinoamericanas.

«Eso es positivo porque si ellos logran graduarse eso nos va a dar más posibilidades en términos de mejorar nuestros niveles económicos, porque vivimos en una sociedad donde cada día se demanda una fuerza laboral con un alto capital humano. Pero yo tengo grandes esperanzas de que sigan mejorando los dominicanos en Estados Unidos, y de hecho no nos queda más alternativa».

LAS BARRERAS QUE NO SE VEN

Pese a las dificultades Hernández advierte que la naturaleza del dominicano le impide quedarse rezagado, porque se fue de su país con el propósito de progresar.

«Cuando te encuentras a un dominicano que no ha progresado en Estados Unidos, y son muchos, no es que no ha querido, es que hay una serie de factores estructurales que no se lo han permitido, pero eso no significa que las ganas no estén ahí».

Esa estructura con la que choca tiene una serie de variables, entre esas el idioma y el rechazo a los inmigrantes.

La sociedad norteamericana ya no quiere inmigrantes, dijo Hernández al resaltar que si la misma se analiza a partir de 1965 se puede establecer que lo que ha habido es hostilidad hacia la población de otros países.

«Además, su demanda de mano de obra ha cambiado y como tal el tipo de personas que quieren dejar entrar».

En ese sentido, explicó que el 60% de los dominicanos, de 25 años o más, que emigra hacia Estados Unidos, no tiene diploma de estudios universitarios, por lo que el grueso de profesionales que ingresa varía entre un 2% y 5%.

De manera que la cantidad que se va no tiene las características de la mano de  obra que se demanda, lo cual se traduce en una disparidad entre ellos y la sociedad que los acoge.

«El asunto es que se enfrentan a una sociedad que ha cambiado su demanda de mano de obra, que requiere capital humano más elevado, profesionales en las áreas de tecnología, comunicación, ciencias, entre otras.

«Pero esos obstáculos son los que van a hacer que mi motivación y mi coraje crezcan, pero yo estoy optimista porque no hay vuelta atrás, no nos vamos, nos vamos a quedar ahí, hay que buscar la manera de progresar y lo estamos demostrando».

PRACTICAS DESIGUALES

En teoría la sociedad norteamericana es un emblema de garantías constitucionales y de igualdad, pero en la práctica lo que prevalece es la discriminación por razones de sexo, etnia y clase social, argumentó Hernández al analizar la realidad que viven ella y millones de extranjeros.

Desde 1960 se han aprobado leyes con la finalidad de que esas barreras se eliminen, pero una cosa son las legislaciones y otras la mentalidad y los sentimientos de la gente, expresó la socióloga.

«Estamos hablando de que hay todavía una mentalidad y unas estructuras que mantienen  a la población segregada por el color de la piel, que si tu eres una mujer profesional y eres negra o  latina, y una blanca compite contigo ésta será privilegiada en el mercado laboral.

«Se trata de una sociedad segregada por  clase, por color,  y por sexo porque también se privilegia al hombre por encima de la mujer, porque estos ocupan las mejores posiciones y los mejores salarios dependiendo de las profesiones».

Lo peor ocurre en materia política porque todavía ninguna mujer ha podido ocupar  la  presidencia de la nación, contrario a lo que ocurre en América Latina, región que ya ha tenido varias mandatarias. «Las encuestas que se hacen en Estados Unidos asustan porque a la ciudadanía no se le ocurre que una mujer gobierne».

Al citársele el caso de la senadora Hillary Clenton, en cuanto a sus posibilidades presidenciales, dijo que a ella le encanta como política «pero la sociedad norteamericana no está preparada para eso, porque es una sociedad muy cerrada».

EL INSTITUTO DE ESTUDIOS DOMINICANOS 

El Instituto de Estudios Dominicanos de la Universidad de Nueva York se formó en 1995, y abrió sus puertas en un momento en que las academias dirigían sus estudios hacia conglomerados étnicos, más que hacia naciones.

Hernández explicó que la entidad surgió como una demanda de académicos y estudiantes de dominicanos residentes en Nueva York.

Respecto a la referida universidad dijo que el sistema universitario público de ese estado es el sistema más grande de Estados Unidos, ya que tiene casi 250,000 estudiantes, de los cuales un tercio es de origen latino y de este 30,000 son estudiantes dominicanos.

«Los dominicanos representan más de un millón y medio de personas en Estados Unidos, y tienen una historia propia, y nosotros creemos que debe entenderse, explicarse y estudiarse dentro de su mismo contexto, no dentro de una globalidad», expresó Hernández.

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