Nueva York. Las muertes violentas ocurridas entre familiares en las últimas semanas en NY y áreas aledañas han impresionado a familias dominicanas residentes en esta ciudad.
No queriendo ser fotografiados, sostienen que la pérdida de valores, la fe, problemas mentales y no creencia en Dios está llevando a que se cometan filicidio (muerte violenta de un hijo a manos de unos de sus padres) y parricidio (cuando un hijo da muerte a uno de sus padres, o cualquier otro de sus descendientes o a su propio cónyuge).
Citaron las muertes de dos niños de 3 años y 11 meses, apuñalados en distintas partes del cuerpo hace pocos días en su residencia ubicada en el 246 de Echo Pl., entre las avenidas Anthony y Grand Concourse en El Bronx.
Su madre, de 22, sospechosa, fue detenida desnuda en el pasillo del edificio. En el mismo residen familias dominicanas, al igual que en el vecindario.
Lee más: Dominicanos NY alarmados por denuncia senador PLD
Asimismo, Vanessa Jenkins, de 44 años, mató de un balazo en la cabeza a su hijo Christopher Jenkins, de 28, en el apartamento donde vivían, en el 1770 de la calle Pacific en Brooklyn. Fue apresada.
Jarabi Burrel, de 22 años, mató a puñaladas a su abuela, siendo su nieto preferido, y a dos familiares más en el edificio 616 E de la calle 103, en Queens. Fue apresado.
Joelle Jackson, de 54 años, fue detenido como sospechoso por asesinar de varias puñaladas a su padre anciano, 82 años, Ishmeal Jackson, con quien vivía en un apartamento en Denow Road junto al centro comercial “Hopewell Crossing” en Nueva Jersey.
Stephanie Marie Davis, arrestada bajo sospecha de asesinato y abuso infantil por la muerte de su nieto de 11 años en Arizona. Golpeó al niño en la cabeza y no buscó tratamiento médico para sus heridas.
Funcionarios del condado de Suffolk-NY anunciaron que un hombre de 42 años fue sentenciado a ocho años de prisión por golpear a sus dos sobrinos con un tubo de metal y fracturarle las piernas.
Erin Merdy, de 30 años, ahogó sus tres hijos en septiembre pasado en una playa de Coney Island. Este caso sucedió a largo de la costa en la calle 35 W, a sólo tres cuadras del apartamento donde vivían en la avenida Neptune.
Sonia Loja, ecuatoriana de 36 años, estranguló sus tres niños en su hogar en Danbury-Connecticut, luego se ahorcó. Sufría de depresión, que no había sido tratada porque no tenía seguro de salud y era “demasiado caro ir al médico”, informó un familiar suyo.