Madrid. Los dominicanos residentes en España votan este domingo divididos entre los que consideran “imprescindible” un nuevo presidente que revierta “retrocesos” socioeconómicos y aquellos que, en mayor o menor grado, valoran la gestión del actual mandatario, Luis Abinader, según varios testimonios recogidos por EFE.
Entre los más de 109.000 electores censados en España, se encuentran Gloria, gerocultora, y su marido, Ander, que trabaja en seguridad; ambos tienen nacionalidad española y reconocen que votaron a Leonel Fernández, presidente en tres mandatos anteriores. Dicen que Abinader “no ha gobernado bien” y el país necesita una mejora sustancial de los servicios públicos, de la sanidad, la educación, también de la agricultura.
Y ponen la atención, sobre todo, en el alto coste de la vida, la inseguridad creciente y la corrupción (“hay más que nunca»), además de pedir una reforma de la Justicia para que los crímenes se investiguen hasta el final, cosa que, según denuncian, ahora no pasa.
Por el contrario, Fernández llevó a la República Dominicana “al progreso” cuando gobernó, aseguran. Sin embargo, Manuel, trabajador del sector servicios de 40 años y también español, admite que hay corrupción, “pero no como antes».
Sobre Abinader comenta que, “por lo menos, se ve que está intentando hacer algo” por el bien del país, y no le convence Fernández porque ya gobernó. En definitiva, “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». Marcelo, dominicano de 48 años y dos de residencia legal en España, se dedica a la construcción. Opina que todos los políticos son “iguales”, pero unos hacen más que otros, y el candidato que él eligió, que no desvela, “lo hará mejor” que Abinader, pues la República Dominicana necesita un “cambio». Incidió también en el alto coste de la vida y cómo los cien euros que antes mandaba periódicamente a su familia se tienen que transformar ahora en 300.
“El pueblo está muy afligido y la masa pobre no ve a este presidente como algo positivo”, dedujo. Todos ellos acudieron a un centro electoral del distrito periférico de San Blas, en el nordeste de Madrid, donde pueden votar unas 2.000 personas en cuatro mesas, según datos aportados por una facilitadora de la Junta Central Electoral.