Fue el tronco de una de las más emblemáticas familias de la comunidad Manoguayabo (Santo Domingo Oeste), quien pasó toda su vida sirviendo como clérigo de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario en esa demarcación, lo que combinaba labrando la tierra.
Su nieta Virtudes Guzmán sostiene que Clemente Guzmán Dolores (don Clemo) pese a no saber de letras, aprendió a rezar la misa en latín. El padre Fellito Mieses, sancarleño, quien fue párroco en esta comunidad, enseñó esto a su abuelo. Este sacerdote y el profesor Conrado Mieses Perreiras, uno de los primeros maestros que tuvo Manoguayabo, aunque fallecidos ambos son hermanos.
Una de las principales calles de esta localidad lleva el nombre de Clemente Guzmán en recordación a este gran hombre, quien nació en San Cristóbal en 1880 y murió el 12 de abril de 1965 a la edad de 85 años. Padre de ocho hijos y abuelo de 51 nietos. Sus padres fueron el señor Domingo Guzmán y la señora Mercedes Dolores.
Su esposa, la señora Juanica Germán, con quien procreó a Ramón (Mon Clemo), Juana, Pura, Eloisa, Tomasina (Masina), Mercedes (Celta), Juan de la Cruz y Luis.
Acompañó también al padre Lorenzo con quien iba a oficiar la misa a parajes de la sección Manoguayabo como: Hato Nuevo, San Miguel (donde nació Pedro Martínez, miembro del Salón de la Fama), Bayona, Herrera, entre otros.
En las fiestas patronales de esa localidad, se amarraba a la cintura el instrumento musical llamado palo, y amanecía junto a otros paleros tocando. Lo propio hacía en las veladas o “velaciones”, que no eran más que amanecer cantando salves a la Virgen, acompañado de hombres y mujeres de esas comunidades. Para los días de los fieles difuntos, aprendió a proclamar responsos en los cementerios.
Son algunos de los rasgos del gran hombre que fue Don Clemente Guzmán el siglo pasado.