Don Cuchito y el liderazgo de opinión

Don Cuchito y el liderazgo de opinión

Soy de los dominicanos y dominicanas de diferentes estratos sociales, credos y filiaciones partidarias que aprendimos desde la distancia a admirar, a respetar y a valorar la personalidad periodística de Don Mario Álvarez Dugan – Don Cuchito.

Cada entrega de su “Coctelera” constituía un retrato literario crítico de la cotidianidad nacional, hilvanado en un estilo ameno, simpático, contagioso, que transmitía un mensaje de esperanza, de fe y de redención.

No era Don Cuchito el crítico impune y mordaz que lanzaba sus apreciaciones sin reparar en las consecuencias de sus juicios.

Todo lo contrario: en el fondo de sus comentarios subyacía el propósito de valorar la problemática doméstica siempre desde un ángulo perspicaz, con la agudeza propia de la veteranía que adornaba cada uno de sus juicios.

Para mí, como para muchos otros dominicanos y dominicanas, Don Cuchito era privilegiado gladiador de la legión insustituible que conformaron Don Rafael Herrera, el doctor Germán Emilio Ornes y el licenciado Miguel Ángel Velásquez Mainardi, entre otros.

Era aquel, en conjunto, un sólido liderazgo de opinión. La originalidad de sus conceptualizaciones resumía el sentir nacional, la conciencia de la nación. Eran la voz de todos.

La sociedad dominicana requiere de hacedores de opinión provistos de la objetividad y de la suficiente responsabilidad como para entender que sus criterios constituyen leña para la hoguera. Por eso cada día se nos harán más necesarios los Cuchito Álvarez, Rafael Herrera, Germán Emilio Ornes y Miguel Ángel Velásquez Mainardi.

Con la muerte de Don Cuchito Álvarez, el liderazgo de opinión de República Dominicana acaba de perder uno de sus más prominentes exponentes, difícil de sustituir en un ambiente enrarecido como el que respiramos.

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