Don Cucho y Trujillo

Don Cucho y Trujillo

No resulta difícil escribir cuando uno tiene algo que decir; ahora bien, no siempre es fácil hacer llegar el mensaje de una forma amena, entretenida y provechosa puesto que para ello se requiere del arte y la técnica. Habría que agregar otro ingrediente que es inherente al individuo, me refiero al don de la comunicación, algo con lo que se nace.

Hago esta breve introducción ya que aún sin haber tenido el privilegio ni la suerte de conocer en persona a don Cucho Álvarez Pina, he percibido, a través de su libro póstumo La Era de Trujillo: Narraciones de Don Cucho,  a un ser humano con una capacidad de comunicación excepcional. Una persona con vocación tertuliana, pues eso es precisamente lo que uno capta a medida que transita por las páginas de la obra. La misma está llamada a convertirse en una fuente bibliográfica obligada para historiadores, psicólogos, sociólogos y políticos, entre otros, que se interesen en adquirir una visión más aterrizada y profunda del perfil de comportamiento de quien por tres décadas consecutivas fue dueño casi absoluto de la República Dominicana. Sólo voy a reseñar parte de dos párrafos del libro cuyo contenido estoy seguro que mantendrá vigencia prolongada en el quehacer político dominicano. Uno de ellos se refiere a la petición que le hicieran Balaguer y Ramfis, varios meses posteriores a la muerte del tirano, al autor en su calidad de presidente del Partido Dominicano, para que disolviera dicha entidad política. Leamos el argumento en contrario de don Cucho a Ramfis Trujillo al éste formularle el pedido en cuestión: “Cuando el Jefe tomó el poder en 1930, se encontró  con que la base política que tenía su gobierno, era muy frágil, ya que al momento de su ascenso fue sostenido por el llamado Partido Republicano, un minúsculo grupo, nacido de la disidencia de Estrella Ureña con Horacio Vásquez. El Jefe con su gran inteligencia y natural habilidad se atrajo a muchos de los viejos horacistas al gobierno, pero se dio cuenta que no tenía una organización política que respondiera a sus intereses, por eso fundó el “Partido Dominicano”. Date cuenta que el propósito principal del Jefe con la creación de una nueva organización política fue preservar el poder, eso es lo que debemos analizar hoy. Tú me dices que la manera de preservarlo es disolviendo el partido, yo te aseguro que desde que se derrumbe la base de sustentación política se derrumba el régimen. Eso lo sabe perfectamente Balaguer, le será muy difícil tanto a él como a ti mantener el poder sin el respaldo de un partido político”.

Otra cita que haré es el comentario que sobre Balaguer le hiciera Trujillo a don Virgilio Álvarez a raíz de una orden incumplida donde le pedía  concertar una reunión entre Ramfis y el padre de los Kennedy. Dijo Trujillo: “Mira, Cucho, tú no eres hombre de cuarteles.

Nosotros sí sabemos que cuando a un subalterno se le da una orden y esa orden no es ejecutada, caben dos posibilidades con el subalterno en cuestión: o no lo hace de buena fe, tratando de sacar beneficio personal, o está cansado y, por tanto, tiene que ir al retiro”. Si queréis conocer más entonces leed el libro.

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