Si don Manuel Francisco Corripio García hubiera estado con vida, su unigénito habría tenido que hacer un gran esfuerzo para que asistiera a la actividad donde ayer el Ayuntamiento del Distrito Nacional y el Congreso rotularon con su nombre una calle del sector La Esperilla debido a su naturaleza sencilla y humilde.

Así lo describió el empresario José Luis Corripio al destacar la sencillez y humildad de su padre, quien huía del protagonismo. “Podríamos decir que estaba envestido de una sencillez y de una humildad casi evangélica o franciscana, cosa quizás no muy común en la vida de hoy”, observó.

Según Pepín, ante el reconocimiento que se otorgó a su memoria su padre hubiera ripostado con una observación que él siempre hacía en esos casos. “¿Y cómo me van a hacerme a mí un homenaje, si soy yo el que debo hacer el homenaje al pueblo y a la República Dominicana, que me ha dado la oportunidad de que, llegando aquí a los 13 años, con poco más de lo que tenía puesto y en un barco en tercera clase, porque no había cuarta clase, crecí con el país, me desarrollé, formé mi familia y he recibido toda la bienaventuranza que puede recibirse de un país y de un pueblo”.