¡Doña, corte eso de cuajo!

¡Doña, corte eso de cuajo!

La candidata vicepresidencial del PLD le ha dado un giro judicial a un problema que es eminentemente político. Más todavía: es electoral de la mejor buena ley, como el oro más puro. Sin embargo y de manera extraña, su partido, el PLD, anda por otros caminos y a última hora ha salido a la liza con una interpretación político-electoral del hecho. Pero, y esta es la segunda rareza, endosa la iniciativa jurídica de la doctora Margarita Cedeño de Fernández.

Comencemos como debe ser, por el principio. La periodista Margarita Cordero reveló, hace varias semanas, un intercambio de comunicaciones sostenido por la doctora Cedeño de Fernández y la presidenta del Banco Popular, vía Internet, que evidenciaba una colaboración financiera para actos de campaña electoral de la candidata a Vicepresidenta. Esta revelación produjo un tremendo zumbido y muchas preocupaciones entre los aludidos, pero como suele actuar el sector financiero, nada afloró a la superficie de la opinión pública y se hizo un gran esfuerzo para que así fuera.

Luego vino el anuncio de los ejecutivos de elsiglo21.com. Este digital publicó en el Diario Libre, en espacio pagado y de manera pomposa y costosa, la pronta publicación de una serie de 10 reportajes que, de acuerdo a los títulos de los mismos, serían puro ají picante. Los reportajes apuntaban hacia el Ministro de Obras Públicas y hacia el Palacio Nacional. Es curioso que uno de los reportajes se anunciaba con este tema: “Funcionarios envían dinero a cuentas privadas en el extranjero”.

Es obvio que el Palacio Nacional estaba en apuros, pues a la publicación del tercer reportaje los dueños de elsiglo21.com no aguantaron la presión y cancelaron la serie. Pero ello no bastó y poco después llegó aquel aparatoso allanamiento y suspensión del diario digital que la jovencita de la Fiscalía del Distrito Nacional no ha podido justificar todavía.

En el tercer acto apareció en Santiago, de manera inesperada, el ahora abogado y comunicador Marcos Martínez. Y disparó, como dice Orlando Gil, desde Los Molinos. El dolor de cabeza ha sido inmenso, y no es para menos.

En todo, es bueno anotar que sólo desde el Gobierno se ha hablado de hackers. Los periodistas pudieron pensar que se trataba de filtración de documentos. Esto lo insinuó Guillermo Gómez cuando dijo que el material recibido por él lo tienen otros seis periodistas. ¿Hubo “hackeo” o filtración de documentos?

El Gobierno tiene interés de hablar de hackers y de difamación contra una dama de amplia aceptación popular, posiblemente por su elegancia y su exposición a los medios. Pero la esencia de esta cuestión es política y de política electoral. ¿Por qué no se corta de cuajo este tema negando la existencia de  las cuentas y las tarjetas con la exhibición de una certificación bancaria?

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