Doña María: el amor a  los periódicos

Doña María: el amor a  los periódicos

Ha distribuido  periódicos y revistas dominicanos desde que “La Nación” se vendía a cinco centavos y era dirigida por Julio César Martínez Sobá. Sólo tuvo un breve periodo inactiva en esta actividad cuando el precio de los diarios subió a diez centavos y los lectores hicieron un boicot que no prosperó porque “la gente no puede vivir desinformada”.

Pero María Concepción Susana, “doña Mery”, que durante medio siglo tuvo el monopolio de la circulación de la prensa escrita en San José de Ocoa, fue desde niña apasionada devoradora de noticias de primer plano y artículos de opinión.

Por eso recuerda como si fuera hoy titulares principales como el del ciclón de San Zenón en “La Opinión”: “Hambre, miseria y escombros imperan en la ciudad devastada”, la muerte de Gardel: “Carlos Gardel, el brillante artista argentino, ídolo del bello sexo murió ayer en un accidente aviatorio” o el que anunciaba el tiranicidio: “Rafael L. Trujillo muere asesinado”.

 Es una de las pocas mujeres que busca “con ansiedad” los editoriales y que a pesar de sus 96 años lee tres periódicos completos.

 Nació en Soto, La Vega, el 27 de abril de 1914, hija de Juan Concepción Camilo, comerciante y María Petronila Susana. Sus seis hermanos son altamente reconocidos en el país por sus dotes intelectuales, artísticas y dominio de la historia, como J. Agustín, Mario y Patria Quisqueya. Juan era director de Artes y Oficios, Graciela profesora de Economía Doméstica, Luis, mecánico dental. María fue maestra rural en la comunidad de “Cabirmota”.

Los periódicos. Fue a residir en San José de Ocoa desde que casó con Gilberto Soto Tejeda el 19 de agosto de 1944. Continuó allí la carrera magisterial e inició la distribución de periódicos “con tanto agrado que hubiese sido capaz de pagar a los editores para representarlos”, confiesa. A “La Nación” siguieron “El Caribe”, “Listín Diario”, “El Nacional”, “Ultima Hora”, “El Siglo”, las revistas “¡Ahora!”, “Sucesos”, “Rumbo” y HOY, todos desde sus inicios. “Comencé con HOY por diligencias de Manuel Fernández, que era ejecutivo cuando se inauguró. Me dice mamá y yo a él, mi hijo, y ese cariño ha perdurado”, manifiesta.

 Cuando se fundaba un periódico enseguida la llamaban “y yo feliz”. Cuenta que matutinos y vespertinos “llegaban primero a Baní y desde ahí, un chofer de carro público contratado para esos fines, Tomás Lara, los trasladaba a Ocoa”. Empleó canillitas como Manuel Alcántara (Tururo), con más de 30 años en el pregón, pero los suscriptores buscaban los suyos en la “27 de Febrero 10”, su domicilio familiar, en el que no cesaba el timbre procurando el ejemplar de “Carmen y José Subero, Guido Pimentel, Quico Soto, Manuel Encarnación, Titina Isa, Pichulín Martínez” y otros que sumaban más de 300  cuyos nombres eran escritos a mano por la dama.

 En esa histórica trayectoria recuerda entre los acontecimientos “que más vendieron” la llegada de Caamaño por Caracoles, el suicidio del Presidente Antonio Guzmán, los fallecimientos de Peña Gómez, Balaguer, Bosch… Evoca con admiración los editoriales de Rafael Herrera en el Listín, a quien trató en las fiestas aniversarias del rotativo, y con dolor los asesinatos de Orlando Martínez y Gregorio García Castro así como sus columnas “En un tris” y “Microscopio”.

El tres de septiembre de 2002, a los 88 años, María se retiró de este servicio que dejó a cargo de su hijo Rafael, y desde el 31 de mayo de 2008, relata, “vivo otra vez en La Vega con mi hija Raysa que me prodiga amorosos cuidados y atenciones médicas”.

Hasta allí llevó sus reconocimientos otorgados por todas las empresas periodísticas que representó en Ocoa, en atención “a su eficiente, meritoria, fructífera labor y el buen cumplimiento en sus compromisos”. “La voz del ocoeño” la seleccionó en 1999 “Personaje del año” y publicó en primera página biografía y fotos de María.

Totalmente lúcida, cita cronistas y articulistas de sus simpatías, camina a diario dentro del hogar, realiza algunos quehaceres domésticos como poner la mesa y lavar pequeñas piezas de ropa y se acuesta a la medianoche viendo telenoticieros, “especialmente a Roberto Cavada”.

Comunicadores y escritores le persiguen. Entre sus fotos del ayer conserva una de César Medina que la visitaba cuando “ni soñaba con ser periodista” y otra en la que lee un ejemplar de HOY en los años de su aparición.

No cree que Internet desplace la prensa escrita. “Me gusta hojear el periódico, buscar lo que me interesa, no, no van a desaparecer en físico, siento al leerlos hasta el olor de la tinta”.

Se ha adaptado a los diseños modernos y al preguntarle el por qué de su predilección por este diario comenta:

“De HOY me gusta todo, persigo los titulares con afán, me apasiona la primera página”.

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