Donación de órganos y trasplantes

Donación de órganos y trasplantes

Los trasplantes de órganos son una de las grandes maravillas y conquistas de la ciencia médica al servicio de la humanidad necesitada y somos muchos los que hemos sobrevivido en nuestros días gracias al trasplante de uno o más órganos.

La técnica de los trasplantes es un instrumento más, para alcanzar la primera finalidad de la medicina. Estar al servicio de la humanidad brindando salud.

La realización de los trasplantes de órganos y tejidos tiene dos modalidades según el tipo de donante, que son: vivo y cadavérico. Donantes vivos relacionados son aquellas personas que mediante un acto de amor son capaces de dar un órgano (riñón) o una porción en algunos casos (hígado) a un familiar, sin que medie entre ellos ningún tipo de convenio económico.

Donantes cadavéricos (muerte cerebral) son aquellas personas que han tenido un accidente o tragedia y se confirma clínica y legal la muerte cerebral. Con previa autorización de la familia es cuando se puede proceder a la extracción de los órganos para ser trasplantados.

Probablemente los primeros trasplantes de seres humanos fueron realizados en Medio Oriente. El primer trasplante renal con donante vivo fue realizado en París en el año 1953, por un equipo encabezado por el doctor Jean Hamburger y el primer trasplante cardíaco en hermanos, por el doctor Christian Bernard en África del Sur en el año 1967. Desde entonces, el desarrollo de esta técnica ha sido vertiginoso, trasladándose progresivamente desde el campo de la medicina experimental al de la terapéutica.

El principal obstáculo que se encuentra en los trasplantes es el “rechazo”, fenómeno biológico que gracias al avance de la farmacología de drogas inmunosupresoras, hoy día es posible trasplantar con un alto porcentaje de éxito.

Trasplantar es insertar en un paciente (receptor) un órgano sano, con el objeto de sustituir la función de un órgano enfermo.

Para realizar los trasplantes es necesario que haya donantes. En la actualidad, el número de enfermos que requiere este procedimiento ha aumentado en mayor proporción que la disponibilidad de órganos por falta de donantes.

La sociedad dominicana necesita mejor y mayor información para vincularse a esta problemática, lo que hace necesario una gran campaña educativa de concientización para que haya un cambio cultural, que propicie una mentalidad solidaria y divulgue la necesidad sobre la donación de órganos.

Al decidir donar sus órganos es dar vida después de la muerte, es extender la vida de otros y a la vez seguir viviendo en la persona que recibe el órgano.

Hay que erradicar los mitos, tabúes y creencias religiosas de nuestra mente y la falsa idea de que se irrespeta el cuerpo de nuestro ser querido, al autorizar la donación de sus órganos.

Por el contrario, exaltamos su muerte con el renacer de la vida de otra persona. Expresamos el signo de amor más grande con la autorización a donar, lo que todavía de un cuerpo que dio tanto siga cumpliendo su misión en la vida. Debemos y tenemos que decir a tiempo, antes de morir, que queremos ser milagro de vida donando este cuerpo, para entrar tranquilos, solo con el alma, a la vida eterna. Actualmente, mueren al año cientos de pacientes por falta de órganos.

Por tanto, exhortamos a este pueblo tan generoso y solidario, a cerrar fila en el plan de donaciones. No hay que esperar pasar por esta dura prueba de angustia y dolor, para entender el sufrimiento de los que hoy necesitan un órgano para seguir viviendo; recuerda que sin donantes no hay trasplantes. Un gran número de personas desarrolla enfermedades terminales por lesión irreversible de un órgano vital (corazón, pulmón e hígado) sin que medicamentos o tratamientos habituales, puedan detener su curso.

Constituyendo el trasplante de órgano, en estos momentos la mejor y a veces la única alternativa a la muerte, para que un número cada día mayor de pacientes afectados encuentren la solución al sustituírsele el órgano donado por un órgano sano procedente de otra persona.

La iglesia católica aprueba la donación de órganos. El Papa Juan Pablo II en el año 1991 citó sobre las donaciones lo siguiente: “Se presentan nuevos y maravillosos desafíos. Estamos desafiando a amar a nuestro prójimo en modo nuevo, en términos evangélicos de amar hasta el fin”.

El actual papa Benedicto XVI calificó la donación de órganos como un “acto de amor y de solidaridad”. En nuestro país, el arzobispo Monseñor Benito de la Rosa y Carpio, durante su exposición titulada “Vida, donación de órganos”, exhortó a la feligresía a expresar su amor al prójimo, alentando y participando en la donación de órganos, la cual es un acto noble y meritorio. Como podemos notar, la iglesia católica estimula la solidaridad, ve en ella una forma de imitar a Jesús, que dio la vida por nosotros. Quizás en ninguna ocasión se alcance este nivel en el ejercicio de la fraternidad, en ella nos acercamos al amor que Dios siente por nosotros. Es un ejemplo vivo de amor y solidaridad, es sin lugar a dudas la prueba visible de que el cuerpo puede morir, pero el amor que lo sostiene no muere jamás y así de esta manera convertir una muerte en vida. Por lo que no solo invita a la generosidad, sino que dice que es un deber moral el donar órganos por parte de los interesados y sus familiares.

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