Washington. -Las donaciones de gobiernos extranjeros a la Fundación Clinton levantan una sombra de duda sobre posibles conflictos de interés de la ex Secretaria de Estado y potencial candidata a la Presidencia en 2016, Hillary Clinton.
La fundación de la familia Clinton se ha visto obligada a salir al paso de varias informaciones en prensa sobre el peso de las donaciones de otros países durante los cuatro años en que Hillary estuvo al frente del Departamento de Estado.
Cuando la ex primera dama fue nominada para liderar la diplomacia estadounidense en 2008, la fundación Clinton y el Gobierno de Barack Obama firmaron un acuerdo ético para limitar las donaciones de Gobiernos extranjeros.
En virtud de ese pacto, sólo los gobiernos que habían hecho alguna aportación antes del nombramiento de Clinton podían seguir donando y en cantidades similares. Quedaba prohibido buscar nuevos contribuyentes.
No obstante, la Fundación Clinton admitió este jueves que una donación de Argelia tras el terremoto de Haití en 2010 violó el acuerdo ya que ese país nunca había donado antes y la contribución se aceptó sin notificar al Departamento de Estado.
“La donación se publicó en nuestra web, pero el Departamento debió haber sido informado oficialmente”, reconoció la organización en un comunicado.
En 2013, tras dejar su cargo en el Departamento de Estado, Hillary Clinton se unió formalmente a la entidad, que pasó a llamarse Bill, Hillary & Chelsea Clinton Foundation. Desde entonces, según The Wall Street Journal, la organización ha aceptado donaciones de Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Australia, Omán y Arabia Saudí, que suspendió sus contribuciones durante los cuatro años que Clinton estuvo al frente del Departamento de Estado.
Desde su creación en 2001, la Fundación Clinton ha recaudado 2.000 millones de dólares. Un tercio de las aportaciones de más de un millón de dólares corresponden a Gobiernos, entidades o individuos extranjeros.
Ya en las audiencias de confirmación como secretaria de Estado la oposición esgrimió que la fundación de los Clinton era una gran tentación para tratar de influir en el Gobierno de Estados Unidos por una vía alternativa. Siete años después, las donaciones a la fundación amenazan con convertirse de nuevo en arma arrojadiza contra Hillary Clinton.
Legisladores y comentaristas republicanos ya han pedido cuentas sobre las últimas informaciones. Las dudas sobre posibles conflictos de interés preocupan también a los demócratas cuando quedan pocos meses para que Clinton haga oficial una candidatura que todos dan por segura en Estados Unidos.
El progresista New York Times consideraba en un editorial reciente que Clinton, como potencial presidenciable, debería limitar de nuevo las donaciones de los gobiernos extranjeros a la fundación de su familia.
“Si Clinton decide presentarse a la Presidencia, nosotros continuaremos garantizando que las políticas y prácticas de la fundación en lo que respecta a los donantes extranjeros son apropiadas, tal y como lo hicimos cuando sirvió como secretaria de Estado”, respondió la organización en un comunicado.
Sin embargo, los analistas se preguntan si la Fundación está preparada para el exhaustivo escrutinio que implica una campaña electoral de ese nivel. “La ficción de estar fuera del Gobierno y no ser candidata se terminó ya, con una campaña en ciernes a la espera del anuncio oficial”, considera The New Yorker en un artículo sobre los costes políticos que la fundación familiar acarrea para Hillary.
“Seguro que hay una manera para que los Clinton sigan haciendo el bien sin ponerse en un compromiso ni comprometer tampoco el futuro del Partido Demócrata en 2016”, concluyó.