Donaciones para Haití

Donaciones para Haití

Pedro Gil Iturbides
Hoy y mañana se reúnen representantes de naciones que intentarán revertir la involución que sufre Haití. El encuentro, promovido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tendrá lugar en Washington. En principio están interesados en recaudar novecientos veinticuatro millones de dólares para invertir en ese pobrísimo pueblo.

A más largo plazo intentarán fraguar una mentalidad política haitiana que impulse el bien común.

La Unión Europea oferta doscientos treinta millones del total presupuestado. Los otros recursos podrían ser aportados por Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Canadá, y organismos prestamistas multilaterales.

De hecho, dos de estos últimos, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) están en la lista de organizadores. Hasta ahora, todo indica que hay miel sobre hojuelas.

Sin embargo, los europeos ponen condiciones, ya que piensan que la corrupción es madre de esa involución. Se recuerda que entre el instante en que se «restableció la democracia» y la última salida de Jean Bertrand Aristide, Haití recibió más de dos mil millones de dólares. Los estadounidenses aportaron quinientos treinta y cuatro millones en el primer año de siembra democrática. Después, inconformes con el derrotero de los acontecimientos, redujeron esa cifra en una quinta parte. Pero tanto en forma de asistencia técnica como en financiamiento no reembolsable, los aportes de diversos países e instituciones, rebasaron los dos mil seiscientos millones.

Y Haití empeoró.

Carolina Ansty, directora para asuntos del Caribe del BM, pretende que esta vez la resurrección funcione. Piensa ella que los políticos de los organismos multilaterales y las grandes naciones tienen que haber aprendido la lección. Aquellos recursos, afirman ahora, fueron despilfarrados y aprovechados por una clase política corrupta. El pueblo, destinatario de ese cuantioso financiamiento, no derivó ningún beneficio de ello.

Pero un asesor del gobierno haitiano, Hervey Silvain, tiene una historia diferente. Cierto que los políticos corruptos hicieron de las suyas, como han hecho en el pasado, y siempre. Pero entiende Silvain que el gran problema resultó de la inclinación de los grandes países, de hacer notorios sus aportes. «Cada quién deseaba hacer visible su bandera en aquello que se emprendía», alega este consultor.

Esta vez se irán realizando inversiones y procurando resultados, conforme expuso la Ansty hace poco. Los consultores exigirán lo que por estos tiempos llaman transparencia en los procedimientos políticos y financieros. Y medirán resultados, con evaluaciones continuas de los logros obtenidos en las diversas lineas de acción.

Sin ánimo de convertirnos en seres pretenciosos, nos remitimos a cuanto escribíamos cuando se intentaba poner traje democrático a nuestros vecinos.

Muchas voces en la República Dominicana advirtieron entonces que estos frustrantes resultados serían los que habrían de vivirse. ¡Y ésos han sido los que se vivieron, sin que la democracia hubiese repollado!

Es nuestro deseo que la mesa de donantes sea fructífera para los haitianos.

Aunque es más deseable que los organismos multilaterales -y los amigos de Haití, y otras potencias enredadas en este segundo intento en diez años- sepan que la democracia y el progreso no se siembran como las habichuelas.

En cambio, deben ser producto de un cambio de conducta de los individuos, y éste se logra mediante un proceso de educación doméstica, cívica y formal.

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