BALTIMORE, Maryland. Donald Trump defendió el lunes a sus simpatizantes frente al comentario de Hillary Clinton de que la mitad de sus seguidores son “una canasta de deplorables” y afirmó que esa aseveración era “un ataque explícito contra los electores estadounidenses” y que la descalifica para ser presidenta. Sin embargo, mientras el candidato republicano defendía a sus partidarios, uno de ellos arremetía contra varios manifestantes en el recinto y parecía lanzarles golpes y bofetadas.

Trump pronunció su mensaje durante la riña. “Mientras mi contrincante se refiere a ustedes como deplorables e irredimibles”, afirmó el magnate en Ashville, North Carolina, “yo los llamo a ustedes patriotas estadounidenses muy trabajadores que aman a su país y quieren un futuro mejor para todo nuestro pueblo”.

Sin embargo, su acto político fue interrumpido en varias ocasiones por manifestantes y en un momento hubo hechos breves de violencia. Cuando varios manifestantes fueron retirados por los elementos de seguridad, un hombre entre la multitud agarró por el cuello a uno de los inconformes y le dio un puñetazo. El mismo tipo abofeteó a una mujer que era desalojada del lugar. El personal de seguridad no echó a ese partidario de Trump.

El magnate prosiguió su discurso durante la riña y después del incidente preguntó en broma: “¿Hay algún lugar más divertido que un acto político de Trump”’ Aunque Trump también ha hecho sus propias generalizaciones negativas de grandes grupos de personas, aprovechó la declaración de Clinton como base para su nuevo tema de campaña. El mensaje: Clinton es divisiva, mientras que Trump es el único candidato que representa a “todos los estadounidenses”.

“No puedes ser candidato a presidente si tienes tal desdén en tu corazón por los votantes estadounidenses”, dijo Trump. “No puedes gobernar al país si tienes una opinión tan mala de sus ciudadanos”. En un discurso ofrecido horas antes, durante la conferencia de la Asociación de la Guardia Nacional en Baltimore, Trump dijo que los comentarios de Clinton estuvieron dirigidos a los estadounidenses uniformados, tanto a militares como agentes del orden.