WASHINGTON .— El gobierno del presidente Donald Trump anunció hoy que en seis meses pondrá fin a un plan de alivio migratorio que exime de la deportación y concede permisos temporales de trabajo a unos 800.000 inmigrantes traídos sin autorización a Estados Unidos cuando eran niños.
“No podemos admitir a cualquiera que le guste venir aquí”, dijo el secretario de Justicia, Jeff Sessions, al anunciar la decisión. “Esa es una política de fronteras abiertas y el pueblo estadounidense la ha rechazado”.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo que los inmigrantes cuyo beneficio terminará antes del 5 de marzo de 2018 tendrán hasta el 5 de octubre de este año para gestionar la renovación.
El anuncio generó protestas inmediatas. En Nueva York cerca de 15 jóvenes fueron arrestados después de que impidieran el tránsito en la Quinta Avenida, donde se sentaron tomados de las manos mientras gritaban en inglés “Indocumentados y sin miedo”.
Trump defendió su decisión y en un comunicado indicó que “no va a cortar DACA de golpe, sino que dará un plazo al Congreso para que finalmente actúe”, aludiendo a las siglas en inglés del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.
El mandatario agregó que no está a favor de castigar a los hijos por las acciones de sus padres, pero “los jóvenes estadounidenses también tienen sueños”.
El presidente del Congreso Paul Ryan expresó el martes en un comunicado su esperanza “de que la cámara y el Senado, con el liderazgo del presidente, puedan lograr consenso sobre una solución legislativa permanente que incluya garantizar que aquellos que no han hecho cosas malas aún puedan contribuir como una parte valiosa de este gran país”.
La jefa de la bancada demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, calificó la decisión de Trump de “acto profundamente vergonzoso de cobardía política y un ataque despreciable contra personas inocentes en comunidades a lo largo de Estados Unidos”.
Legisladores de ambos partidos presentaron en enero en las dos cámaras del Congreso un proyecto de ley que busca extender durante tres años adicionales la protección de la deportación a los “dreamers”.
El proyecto de ley “Dream Act”, que buscaba suspender la deportación de inmigrantes que ingresaron a Estados Unidos sin autorización cuando tenían menos de 16 años, naufragó en el Senado en 2010 pese a que la cámara de representantes ya lo había aprobado y contaba con el apoyo del entonces presidente Barack Obama.