El sistema político estadounidense está marcado a lo interno de la unión y en sus relaciones exteriores, por tradiciones profundamente inquebrantables y rabiosamente conservadoras. Esos principios que impulsaron los padres fundadores propios de la platónica pirámide del poder; fueron los mismos que sirvieron de sustento al gran Thomas Jefferson para la concepción de su inicuo, anacrónico y antidemocrático sistema electoral. Con el agravante, de que es esa misma nación la que históricamente a pululado en todo el mundo retóricas vacías de principios democráticos.
Sistema Electoral de EE.UU.
Las bases del complejísimo sistema electoral estadounidense tienen su origen en la Constitución de 1787 y, aunque la misma consagró el principio de igualdad entre los hombres su sistema electoral no nació así. Solo los hombres de raza blanca, de más de 21 años y poseedores de bienes eran quienes tenían el derecho al sufragio; en el caso de las mujeres obtuvieron ese derecho en 1919. Para esos fines, los ciudadanos son inscritos mediante la “Ley del Votante Motorizado” de 1993, que consiste en la inscripción en el registro electoral desde que se saca un documento oficial como la licencia de conducir.
Dentro de ese contexto, cada Estado está representado por dos Senadores federales elegidos por un periodo de 6 años y revalidados un tercio de la matrícula cada 2 años. Y, los mismos también tienen sus representantes estatales. La Cámara de Representantes como llaman a sus Diputados, está compuesta por 435 miembros elegidos cada dos años, cuyas circunscripciones no están delimitadas por territorios sino, por cuestiones económicas, de raza o religión junto a 6 representantes de los territorios no incorporados y al Comisionado Residente de Puerto Rico; estos 7 sin derecho a votar en las sesiones.
A Quienes se Elegirán.
Como es costumbre en su sistema, el primer martes después del primer lunes de noviembre se llevarán a cabo las elecciones de medio término. Este día 6, se elegirán a 34 Senadores, a 435 miembros de la Cámara de Representantes y los gobernadores de 36 Estados. En virtud de ello, a pesar de que las encuestas sitúan a los demócratas con una ventaja de un 11% la realidad es, que es muy posible que en el Senado Trump pueda mantener su mayoría pues de los 34 que irán a las elecciones 24 son demócratas, dos independientes y solo 8 republicanos lo que significa; que allí hasta pudiera aumentar su mayoría.
Sin embargo, la verdadera batalla de este proceso está en la búsqueda de mantener o incrementar los 241 representantes que tienen los republicanos y, las 33 gobernaciones de las 50 de la unión. Empero, es casi seguro que los grupos que adversan a Trump inclusive, dentro de su propio equipo como ya se hizo público, estén detrás de quitarle todo ese poder que ellos mismos le otorgaron; igual como hicieron con Obama en las elecciones del 2014 y, como es casi una tradición desde Franklin D. Roosevelt. Pero, en aras de ser objetivos hay que decir que, el crecimiento de la economía de EE.UU. puede contribuir a consolidar o mantener el liderazgo del presidente Trump.
El Liderazgo de Trump y las Elecciones.
He sostenido la tesis de que, los hombres que no son capaces de nada en un proceso electoral son capaces de todo. Cuando Trump salió tras la nominación presidencial todos fuimos vencidos al asumir como un enajenado, a quien por el contrario aplicaba marketing político a su proyecto desde el mismo día que salió. En ese sentido, ese que se refería a los políticos en forma despectiva llamándoles oportunistas, demagogos y populistas, es el mismo que ha odiado a la prensa y ahora que busca consolidar su liderazgo en tan solo 25 días ha otorgado 15 entrevistas y ha respondido a la prensa más de 500 preguntas.
Estas elecciones no solo serán el plebiscito de su gestión sino, la ruta del camino a su reelección. Detrás de ese propósito, Trump ha intensificado su repertorio belicoso de xenofobia, nacionalismo y de radicalismo anunciando medidas extremistas como la militarización de la frontera y una orden ejecutiva para limitar la ciudadanía por nacimiento en EE.UU. Ese que ametralló con virulentos epítetos a los políticos tradicionales, hoy que busca consolidarse como líder se nota virtualmente dispuesto a todo y a un poco más, poniendo en evidencia aquel coloquial refrán de que; una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja.