¿Dónde está el amor?

¿Dónde está el amor?

POR MARLENE LLUVERES
«Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará». Mateo 24:12. Con gran asombro vemos como los medios de comunicación están llenos de noticias que producen en nosotros diferentes reacciones y emociones, éstas van de la indignación a la ira, del dolor a la impotencia. Robos, atracos, asesinatos, violaciones despiadadas son ya acostumbrados acontecimientos en nuestros días.

Vivimos tiempos en que la maldad ha aumentado de forma impresionante, lacerando considerablemente la confianza que existía entre los seres humanos. La Palabra de Dios nos describe al hombre de esta época, como egoísta, injusto, codicioso, lleno de maldad, engañoso, con mala fe, chismoso, calumniador, altanero, orgulloso, farsante, sin amor, haciéndolo incapaz de brindar amor a quienes junto a él conforman la sociedad.

Nos preguntaríamos entonces: ¿qué podemos hace frente a tanta maldad, indiferencia y desamor?

Jesús nos ordena en Juan 13:34 que nos amemos los unos a los otros por lo que, después de amar a Dios, nos es necesario amar a los demás, debiendo ser este uno de los propósitos fundamentales, teniendo en consideración que el mayor impacto que podemos dejar en nuestro transitar por este mundo es el trato que hemos tenido con nuestro prójimo.

Amor es entregarse, es olvidar el individualismo para dar paso desinteresadamente a la necesidad del prójimo, renunciando a las comodidades y beneficios personales porque es posible dar sin amar, más no amar sin dar y la mayor muestra de este amor lo vemos en que Dios envió a su único hijo a morir en la cruz para que hoy pudiésemos obtener la salvación anhelada y el paso al paraíso perdido.

Si logramos llevar a cabo este gran mandamiento de Dios nos convertiremos en hombres y mujeres capaces de vivir en una tierra de paz, soñada desde el más pequeño hasta el más anciano de los hombres e idealizada en el corazón de todo ser humano, lo que nunca se lograría fuera de Dios.

El que quiere amar la vida y ver días buenos debe apartarse del mal, hacer el bien, buscar la paz y seguirla, teniendo la certeza de que el rostro de Dios está contra quienes hacen el mal.

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