¿Dónde está el estadista que puede salvar a EEUU de la ruina?

¿Dónde está el estadista que puede salvar a EEUU de la ruina?

FINANCIAL TIMES
Para bailar un tango se necesitan dos. Pero solo puede haber uno que guíe. En la danza de la macroeconomía global, Estados Unidos no es el guía, sino al que guían. En conjunto, los países del mundo  le están ofreciendo a EEUUun excedente de producción sobre gastos (o exportaciones sobre importaciones) de US$6000 millardos al año. Para responder, a EEUU solo le importa una asunto: empleos. Estas dos verdades -el excedente de producción del resto del mundo y el objetivo norteamericano de un empleo pleno- explican el cuadro macroeconómico mundial.

Escribí anteriormente que los gobiernos de las economías de mercados emergentes de Asia han estado decididas a lograr fuertes posiciones en su cuenta corriente, al menos desde las crisis financiera de 1997 y 1998. Dadas las extraodinariamente altas tasas de ahorros privados de sus países, es muy fácil de lograr para ellos. Japón y Alemania, las economías dos y tres del mundo, también están generando excedentes muy grandes: este año, de acuerdo con el más reciente Consensus Forecast, tendrán una excedente de la cuenta corriente agregada (o ahorros) de US$256 millardos. Otros jugadores más pequeños también se están incorporando a la tendencia.

¿Cómo deja esto a EEUU? Pues con enormes déficit, es la respuesta. Entre 1996 y 2003, la demanda real ha crecido más rápidamente que el producto interno bruto real cada año. Cuando la demanda ha crecido lentamente, como en 2001, la producción ha crecido todavía con mayor lentitud. De ahí que las autoridades de EEU hayan tenido que generar un crecimiento más rápido de la demanda que de la producción potencial, con la diferencia de derramarse por el resto del mundo por la vía de déficit crecientes en la cuenta corriente.

Para comprender las implicaciones, veamos los balances financieros de EEUU.: la diferencia entre ingreso y gasto (o ahorro e inversiones) de extranjeros, el gobierno y el sector privado.

Desde la crisis financiera de los mercados emergentes, el excedente fiscal de los extranjeros con EEUU explotó. Lo que ha cambiado, sin embargo, es la contrapartida doméstica. Durante el auge de los 90, el balance financiero del sector privado de EEUU.se desplazó de un excedente del 6% del PIB en el primer trimestre de 1992 a un déficit sin precedentes de poco menos de 6%. DE ahí que el gasto del sector privado de EEU creciera en 12 puntos porcentuales de PIB más rápidamente que sus ingresos. El enorme “boom” que esto desató le permitió al sector público moverse en excedentes temporales. Entonces, después del derrumbe de la bolsa de valores, el sector privado se desplazó hacia el equilibrio, mientras el sector corporativo retrocedía. La contrapartida de este cambio ha sido el déficit creciente en elector público.

Estas son las identidades. No nos dicen qué está moviendo la economía. Pero la respuesta a la pregunta parece razonablemente clara, El déficit de la cuenta corriente ha subido durante el auge y la recesión. Está impulsada por el comportamiento macroeconómico y las políticas de tasas de cambio del resto del mundo. Mientras tanto, los sectores público y privado de EEUU ha soportado la demanda interna, uno a la vez..

¿Era inevitable el resbalón fiscal? No, pero se pudo haber evitado solo si EEUU hubiera estado preparado para aceptar la caída. No obstante, ninguna administración norteamericana hubiera tolerado este resultado. Si Al Gore hubiera sido presidente, la situación fiscal se hubiera deteriorado enormemente, pero en forma diferente.

Por la misma razón, el deseo de ambos candidatos presidenciales de reducir el déficit fiscal en los próximos años carece de sentido sin un cambio en la situación externa. Este aspecto se reafirma en el último de una serie de trabajos de Wynne Godley y asociados, para el Levy Economics Institute y Cambridge Endowment for Research in Finance*

El punto de partida tiene que ser el déficit de cuenta corriente. El ensayo es más bien optimista sobre este aspecto: supone que la producción mundial suba a una tasa real de 4% al año entre principios de 2004 y finales de 2008; la economía de EEUU crece a una tasa de 3.2% en el mismo periodo; y la tasa de cambio se mantiene 9% por debajo del pico de principios de 2002, en el índice amplio de la Reserva Federal. A partir de estas suposiciones, el déficit comercial llega a un pico de 6% del PIB, antes de estabilizarse. Pero la posición de obligaciones netas de EEUU continúa deteriorándose, mientras suben las tasas de interés internas. Con suposiciones plausibles, el efecto conjunto es crear un déficit sobre el ingreso neto de inversiones de cerca de 2% del PIB en 2008. El déficit de la cuenta corriente alcanzaría entonces 8% del PIB ese año.

Veamos ahora la contrapartida interna. En su trabajo, el autor asume que cualquier incremento en el gasto de las corporaciones está compensado por algún repliegue en las familias. Esto genera un movimiento por parte del sector privado a un modesto excedente financiero de 1% del PIB, todavía inferior al promedio histórico de poco menos de 2%. Si esto ocurriera, el déficit fiscal tendría que subir hacia el 9% del PIB en cuatro años, más o menos, a partir de ahora.

Parece exagerado. Pero obsérvese que aún si el sector privado retrocediera hacia un déficit fiscal de 3% del PIB, el déficit fiscal todavía necesitaría ser 5% del PIB para sostener la demanda a niveles necesarios para un empleo pleno en el contexto de una filtración de 8% de la demanda al déficit de la cuenta corriente.

Vamos a hablar claro sobre esto. EEUU, en la actualidad, está transitando un camino cómodo hacia la ruina.  Está siendo conducido por un camino de déficit y deudas que crecen continuamente, tanto externa como fiscal, con las cuales se corre el riesgo de destruir el crédito del país, y el papel global de su moneda. Y no por coincidencia, también es probable que genere un inmanejable incremento en el proteccionismo en EEUU. Y lo peor, mientras más se prolongue el proceso, mayor tendrá que ser la sacudida final del dólar y los niveles de gasto interno real. A menos que esta tendencia cambie, dentro de unos 10 años EEUU tendrá una deuda fiscal y obligaciones externas, ambas por encima del 100% del PIB. Habrá perdido el control de su destino económico.

Como observaba el desaparecido Herb Stein, “lo que no puede durar, no va a durar”. Pero sí podemos escoger cómo cambia. Las autoridades de EEUU pueden permitir que las cosas sigan su curso, o pueden desarrollar una política para revertir estas tendencias. La esencia de los cambios necesarios está muy clara: una nueva y sustancial devaluación del dólar, unido a un alza considerable en la demanda interna, relativa a la producción potencial, en caso todas las economías importantes del mundo. Los políticos esperan a que estalle la crisis. Los estadistas prevén y actúan en consecuencia para evitarla. ¿Qué posibilidades hay de que surja un estadista económico después de las elecciones? Me temo que casi ninguna.

* Godley, Alex Izurieta and Gennaro Zezza, Prospects and Policies for the US Economy: Why Net Exports Must Now Be the Motor for US Growth, www.cerf.cam.ac.uk

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TRADUCCION: Iván Pérez Carrión

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