El primer período del gobierno de Danilo Medina se caracterizó por tener una gran popularidad, su comunicación emocionaba e inspiraba un gobierno cercano a la gente. Las visitas sorpresas fueron la novedad en un sistema acostumbrado a la formalidad, el impacto de sus presentaciones eran una reseña obligada en los medios de comunicación. El impacto social estaría acompañado con el flujo comunicacional necesario para emocionar a la población, posicionando esta acción social como la referencia de gestión del gobierno.

Este segundo período no ha habido un posicionamiento mediático de referencia, al menos no en el tema de gestión. Sería un absurdo pensar que no hay obras que mostrar, por el contrario hay obras en las calles que no han sido lo suficientemente comunicada. Las encuestas recientes hablan sobre la baja valoración del gobierno y se ve reflejado en la valoración del liderazgo de Danilo Medina. Ahora bien, ¿tomará los correctivos necesarios el gobierno para comunicar?

Parece haberse tomado el timón desde el palacio presidencial, la alianza con China ha traído buenos aires que parece izar las velas del barco. A eso hay que sumarle que el gobierno tiene obras por inaugurar que serán de alto impacto: Punta Catalina, Teleférico y el Metro. Pero sin concepto ni mensaje serán estructura de impactos que al poco tiempo será olvidado.

Hay temas que se pueden resaltar si se transforma la narrativa y se le brinda la importancia desde el gobierno. Por mencionar algunas, Dominicana Limpia un programa innovador que impulsa Domingo Contreras en DIGEPEP, si se hubiese concatenado con la gestión que desde el Ministerio de Medio Ambiente hubiese colocado al país a la vanguardia, pero dar mucho vuelo a la gestión de Domínguez Brito tampoco era el propósito de quienes rodean al Presidente. Otro tema es la reestructuración del Estado, propuesta realizada por el Ministerio de Administración Pública que debe ser acompañada con una estrategia de emprendimiento para mitigar la reducción del aparato del estado. Son apenas dos temas que se pueden posicionar como la marca de una gestión que ha perdido popularidad y que no parece despegarse de las denuncias de corrupción.