“Yo solo le pido a Dios ver a mi hijo antes de cerrar los ojos”, expresó con voz entrecortada María Dorrejo, quien lleva cuatro años y medio de búsqueda, trámites, reuniones y esfuerzos por dar con el paradero de su niño, Dorian Streit Dorrejo, raptado por su padre desde la Fiscalía de Puerto Plata el viernes 4 de marzo del 2011, cuando tenía apenas ocho años.

Con honda pena critica el poco esfuerzo que hicieron las autoridades al momento en que se determinó que el padre del menor, Marco Aurelio Giusseppe Streit, de nacionalidad suiza, se lo llevó sin dejar rastro.

“En cuatro años y medio no ha pasado absolutamente nada. Se designó una comisión de cinco fiscales y hasta ahora no tienen un informe que entregarme”, expresa la mujer, que exceptúa de la queja a la fiscal Luisa Marmolejos, de Puerto Plata, y al procurador adjunto, Bolívar Sánchez, quienes han trabajado de cerca en el caso.

Recuerda que ese rapto fue el segundo que hizo el papá del niño y el que provocó que tuviera un régimen de visitas regulado y supervisado por la Fiscalía. Pero, irónicamente, de allí se lo llevó.