¿Dónde está el tesoro?

¿Dónde está el tesoro?

POR LEONOR ASILIS
Antes de indagar sobre cómo encontrar el tesoro, veamos primero cuál es su significado. Intentando lograr la mayor objetividad posible, me dirigí a un diccionario para buscar su referencia. Sorpresa!  De siete definiciones, sólo una se dirigía a definirla como a una persona o cosa de  mucho aprecio. El resto, se los dejo a su imaginación…. (Pista: dinero, etc..) Es una forma de constatar como anda la escala de valores de nuestro mundo. Conclusión: tesoro es aquello que apreciamos como lo de mayor valor.

Hoy, el Evangelio nos invita a que nos dejemos atraer por el tesoro que brillará por siempre y que no caducará jamás que es el cielo y nos dejemos seducir por El (Jesús, Camino, Verdad y Vida), no solo por encontrarle sino seguirle y amarle, quien con su amistad nos enseñará el camino del bien, de las buenas obras, siempre fundamentadas en el amor, sendero claro de plenitud y felicidad.

Refirámonos ahora a la primera lectura, que nos dice con sabiduría que la fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve. Sin embargo, osadamente agrego que si bien es cierto que no podemos ver con nuestros ojos el cielo, si podemos empezar a sentirlo dentro de nosotros. El signo que no falla, es la Paz que Jesús nos prometió y que nadie nos puede arrebatar. Jesús es el Tesoro y su Paz es su sello.

A diferencia del tesoro terrenal, que si no le poseemos, nos poseerá a nosotros en la vorágine maldita de su persecución; Jesús, tesoro celestial es quien nos busca a nosotros y se deja  poseer por quien le acepta en su corazón. Para que estemos mejor ilustrados sobre cómo debemos llegar al verdadero tesoro, veamos esta historia y por supuesto, apropiémonos de su enseñanza.

Cuentan que un hombre muy rico y orgulloso quería saber que debía hacer para poder encontrar a Dios. Preguntó a un hombre muy sabio que vivía en las afueras del pueblo y éste le llevó a la montaña, y no le dejó beber agua en dos días. Luego le llevó a una naciente en el suelo donde nacía el río que abastecía a todo el pueblo. El sabio le dijo:- “Sabes que debes beber agua para sobrevivir ¿Cómo tomarías de esta agua en este momento?” El hombre se arrodillo y bajando su cabeza bebió del agua que brotaba del suelo. El hombre sabio le dijo:- “Es exactamente lo que debes hacer para encontrar a Dios. Dejar a un lado tu orgullo, reconocer tu necesidad de agua, o sea Dios, arrodillarte incluso humillarte hasta llegar al suelo. Era la única forma de beber el agua que te salvaría, así mismo para salvar tu alma debes humillarte, reconocer que sin Dios no tienes salvación y humillarte…tu recompensa…será poder beber del agua que salvará tu vida.”

Leonor.Asilis@verizon.net.do

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