¿Dónde está la alegría?

¿Dónde está la alegría?

Tahira Vargas García

En la cultura popular se celebra abundancia y ausencia, vida y muerte, acontecimientos colectivos e individuales. Celebrar es parte de la vida y cada momento es un motivo para ello.

La festividad en la cultura popular no supone una ruptura con el trabajo ni con las actividades rutinarias. Un lunes en la tarde podemos encontrar en el barrio a las personas tomando cerveza y conversando, igual ocurre un sábado o un domingo. La división del calendario en días de trabajo y días para la festividad se diluye con mezclas de ambas actividades indistintamente del día de la semana.

Este contenido festivo de la cotidianidad en los sectores populares no es opuesto al esfuerzo ni al trabajo. Se realizan múltiples actividades con grandes esfuerzos para conseguir algo de dinero para comer, las oportunidades de ingresos cada vez son más reducidas, casi inexistentes.

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La festividad presente en nuestra cotidianidad tiene que ver con una lógica desprovista de límites, se vive cada momento de forma intensa.

Existe poca tensión y oposición entre la acción de trabajar y compartir. Todo momento de trabajo tiene en su interior momentos afectivos, festivos y de esfuerzo. Los horarios no se manejan en forma rígida y las personas que cuentan con una fuente de ingreso le dedican de 10 a 12 horas diarias.

Un vendedor o vendedora ambulante sale a las 5:00 a.m. y regresa a las 7:00 p.m. a su casa, al regreso juega dominó, o se sienta a conversar con sus vecinos y vecinas.

La mirada a la religiosidad popular nos muestra la integración de la festividad en sus distintas dimensiones. Las celebraciones religiosas en la cultura popular tienen bailes y brindis que forman parte de lo sagrado. En los rituales vinculados a la muerte como los velorios, entierros, nueve días y cabo de año se canta, se tocan y bailan atabales o palos, en algunos casos se baila reguetón o bachata, se brinda comida y se juega dominó.

Estas actividades se combinan con el duelo y los rezos. Ambas situaciones de tristeza alegría no son opuestas en la cultura popular sino que se encuentran totalmente integradas.

El sentido del espacio festivo como espacio colectivo para compartir es un elemento importante para la cultura popular y no entra en tensión con el trabajo, con lo sagrado, con el duelo ni con la rutina. La rutina a su vez se estructura de esta mezcla y por tanto no se puede hablar de días festivos y de trabajo en la cultura popular, sino que cada día tiene ambos momentos que se entremezclan y le dan sentido a la cotidianidad.

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