¿Dónde está nuestra seguridad?

¿Dónde está nuestra seguridad?

MARLENE LLUBERES
Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor y dormirás seguro.(Job 11:18) Es la seguridad uno de los pilares filosóficos en el que el hombre fundamenta su paso por la vida, concepto que se irradia hacia los elementos económico, social, político y emocional, como es el caso de la familia y amistades, donde puede expresarse confiado, en un clima de armonía, sin que sus ideas y acciones necesariamente provoquen reacciones adversas.

Es la capacidad de poder confiar en sí mismo, en las infinitas posibilidades que ofrece la existencia.

Si realizáramos un análisis real acerca de la veracidad de estos criterios, nos daríamos cuenta de que por estar nuestra seguridad cimentada en estos factores, inestables y perecederos, nunca hemos llegado a permanecer envueltos en la paz y el sosiego como costumbre de vida, necesaria para transitar por este mundo sin ansiedades, temores e incertidumbres.

Sin embargo, podríamos convertirnos en personas que no dependan de elementos externos para vivir confiadas, aunque descienda lluvia, soplen vientos y éstos den con ímpetu contra nuestra estabilidad, si la misma está edificada sobre la roca inamovible que es Jesús, quien es fiel y verdadero.

Es Dios quien nos dice que su presencia irá con nosotros y nos dará descanso, dando reposo a nuestra alma y haciéndonos vivir tranquilos.

Al echar toda la ansiedad sobre El, sabiendo que tiene cuidado de nosotros, no temeremos al terror nocturno ni a saetas que vuelen de día, nos acostaremos y dormiremos tranquilos y nuestro sueño será grato.

Si aprendemos a descansar en quien nos cuida y no duerme, en quien tiene todos los cabellos de nuestra cabeza contados, lograremos vivir con la convicción de que El guardará nuestra salida y nuestra entrada desde ahora y para siempre.

Son sus ojos los que contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de quienes lo aman y su mano está sobre quienes en El esperan, librándolos del enemigo y del acechador en el camino. Su ángel acampa alrededor de los que le temen y los defiende.

Con sus plumas nos cubrirá y debajo de sus alas estaremos seguros aun en medio de las fluctuaciones económicas, de las pérdidas emocionales y de las enfermedades.

Que sea nuestra seguridad el saber que así como Jerusalén tiene montes alrededor así está Dios alrededor de los que a El claman, desde ahora y para siempre, porque es El quien ha dicho: «No te dejaré ni te desampararé» (Heb 13:5).

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