Donde la puerca retuerce el rabo

Donde la puerca retuerce el rabo

Eusebio Rivera Almodóvar

Con la venia de los filólogos locales, haré una definición libre de cuatro vocablos que utilizaré en esta ocasión: 1.- Odio: Es el amor frustrado, según muchos filósofos; 2.- Rencor: Es un concón sentimental que carcome la tranquilidad del espíritu; 3.- Arrepentimiento: Cambio de rumbo cuando la metida de pata te deja mocho y 4.- Reivindicación: Cuando la prótesis te permite caminar junto a los demás porque la puerca no retorció el rabo.
El adagio de que “en la guerra y el amor todo es permitido” necesita ser revaluado para adecuarlo a lo que la práctica ha evidenciado, pues, aunque todo sea permitido, no todo es “posible”. Por ejemplo, en nuestra realidad política las alianzas de nuevo cuño, justificadas en antecedentes históricos inicialmente victoriosos pero, tal como he apuntado en ocasiones anteriores, frustratorios a posteriori para el pueblo, actualmente representan una ofrenda de olvido y perdón de odios y rencores, muestras de arrepentimientos mutuos entre antiguos adversarios; sin embargo, de materializarse el triunfo de la coalición opositora, tendrán que pasar por el trecho más escabroso representado por la reivindicación, que realmente es el purgante final que deslinda el terreno entre lo permitido y lo posible, ya que con nuestra raquítica institucionalidad se percibe como “imposible” que todos y cada uno de los corruptos incluidos en la coalición hagan la devolución del dinero robado del erario por las múltiples vías y subterfugios que utilizaron mientras fueron Gobierno, tuvieron el poder o convivieron como lacras sociales alimentadas por el Estado. Ahí es donde la puerca retuerce el rabo y, como en las grandes batallas finales, se separan los falsos de los verdaderos guerreros.

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