POR MARIVELL CONTRERAS
Yo no sé si las mujeres en su mayoría son capaces de vivir vidas paralelas. De lo que sí estoy segura es de que los hombres han sido capaces de hacerlo y justificarlo desde que Cuca y Roquetán bailaban esa danza sin tiempo.
Sé que en algunas culturas es aceptado que un hombre tenga más de una mujer e inclusive todas las que pueda mantener, en la misma casa o en distintos lugares.
Un hombre aparentemente nace con la capacidad de desdoblarse y ser uno aquí y otro allá. Puede llevar dos casas. Dos relaciones. Dos estilos de vida.
A algunos les he preguntado directamente y no he encontrado más que evasión o sarcásticas y breves respuestas que no hacen más que ahondar mi incomprensión.
Y, si se trata de saberlo a través de las mujeres es aún peor. Si son las de antes ni quieren ni se atreven ya a abrir la boca. Y las que lo hacen tienden a refrendar el comportamiento de sus maridos y el de ellas.
Las de ahora somos distintas, sufrimos el síndrome de Yo no lo creo. Para nosotras las del siglo XXI estas cosas se quedaron en los tiempos de la abuela y de su madre.
A nosotras, no. ¡Jamás!
Cómo puede pasarle eso a una mujer tan honesta, amable y trabajadora. Una mujer entregada que no hace más que amar a su familia y al hombre que eligió para vivir hasta morir.
Me han contado que existen muchas mujeres que se dan el lujo de tener vidas paralelas a sus compromisos familiares, laborales y sociales.
Ellas ni ellos hablan o asumen esto.
Lo que me pregunto es lo que un hombre es capaz de hacer al enterarse de que su mujer tiene otro y otros. Alguno que viene acompañándola durante años, con llamadas constantes y apasionados encuentros de dos horas al día y una vez a la semana y hacerse de la vista gorda.
Total, el otro es un solo un amante y él, bueno él es su marido. Su esposo ante la ley, ante la iglesia y ante la sociedad.
Esto nos permitiría comprobar que los avances de la lucha de géneros ha dejado suficientes beneficios y que nos podremos jactar del equilibrio logrado.
Los amigos y familiares del cornudo entenderán que este hombre aguante y que se quede tranquilo mientras piensa y sabe con certeza que en ese momento su mujer come, bebe o se acuesta con otro.
Le dirán palabras amables, le darán sus pastillitas de ubicatex y le dirán que tiene que sacrificarse con tal de proteger el matrimonio, los hijos y los bienes comunes.
Y para colmo su mamá durará horas convenciéndolo de que el hecho de que esta mujer esté con otro no significa que ella no lo ama.
Ella te ama a ti y a tus hijos. No tienes derecho a quitárselo todo. Quédate tranquilo que un día de estos, ella se cansa y vuelve a su casa, a sus hijos y a ti. No te desesperes mijo.