¿Dónde podré localizar a don Manuel de Jesús Espenc/é/l?

¿Dónde podré localizar a don Manuel de Jesús Espenc/é/l?

Escrito de esta manera, con sujeción a las normas de acentuación ortográfica, pronuncio: Manu/é/l de Jes/ú/s Espenc/é/l, tres palabras agudas, acento en la última sílaba de cada una y la elevación de la voz, para precisar una pronunciación, se le marca en la /ú/ de la sílaba final: Jesús.

Me pregunto: ¿Qué sucede con la preposición /de/, que ni, la tildo ni lo explico? Sencillamente. Las preposiciones, conjunciones y otras, son palabras átonas, es decir, son voces carentes de elevación del tono de la voz. Por ello, ni de una ni de dos sílabas se les marca el acento.

Si a alguna de ellas llegare a alcanzar tres sílabas, podría ser hasta esdrújula. Sin embargo, ni lo pensemos. Por eso solemos llamarlas simplemente partículas que encabezan relaciones en el sintagma, como sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios…

El apellido Espenc/é/l, en el pie de grabado del suelto: “Confirman concertación para sanear la Duarte”, diario Hoy, martes 23 de setiembre del 2014, p. 8E. Nota: El pie de grabado no coloca el acento ortográfico que he colocado; mas, lo hago para mayor y mejor esclarecimiento de la aplicación de las reglas gramaticales.

Bien, como se trata de comprender tales casos, no debemos pensar ni actuar a la ligera. Por tal, calculé que había leído primero el titular y luego la leyenda debajo de la ilustración (foto), me decidí a revisar el texto, y mi sorpresa fue que en la segunda columna se nombraba por primera vez a la persona que ofreció las declaraciones bajo el nombre de Manuel de Jesús Spencer. Yo iba pensando que Espenc/é/l sería de origen griego o latino. O quizás un nombre bíblico. Deducciones fallidas. El periodista Juan M. Sánchez, que autoriza la nota, escribió en los párrafos segundo y cuarto el apelativo S-P-E-N-C-E-R, no E-S-P-E-N-C-E-L, que es ánglico, con /s/inicial, /l/ final y sin acentuar vocal. En ninguno de esos casos se aplica ni en español ni en inglés. No obstante al manejar el apellido de esa manera, nos coloca en la obligación de repensar el caso.

Sucede con frecuencia. Viene de ésta o aquélla forma. El redactor de la noticia puede escribirlo bien, y si otro es el que asume titulación o ilustración, pueden diferir. De todos modos, hay que elevar la formación. Hay que tener conciencia de que la baja remuneración obliga a la entrega de abandonarse a otras tareas y hacerlo con alta dedicación y con la cultura que la profesión reclama de nuestra responsabilidad para lograr la excelencia en la rama de la información pública.

 

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