DORA MAAR: Un lente surrealista

DORA MAAR: Un lente surrealista

Durante los años 1930-1935, Dora Maar, asienta toda la fuerza de sus imágenes al frecuentar a los surrealistas y saber imponerse como una de las pocas mujeres que se manifestaron con la reivindicación de una obra propia e independiente.

Desde París, las curadurías y los comisariados de las exposiciones presentadas al público nacional e internacional, ofrecen siempre la oportunidad de descubrir, de repensar y conceptualizar sobre movimientos artísticos y aventuras individuales.
La exposición del Centre Pompidou en París, que hemos podido visitar hace pocos días, y analizar profundamente esta exposición, que confirma la dinámica de este Museo desde su creación, pues propone programas de exposiciones que nos acompañan en la renovación permanente de las artes.

Dora Maar se revela al público, en el marco de su obra fotográfica que descubrimos con asombro y reflexión compartida. Los visitantes intercambian y reconfirman claramente la idea, que si sabíamos que fue fotógrafa reconocida, nunca se pudo percibir como en esta exposición, la fuerza artística de su lente.
Las curadoras de la exposición, Damarice Amao y Karolina -Lewandovska, trabajaron sobre un recorrido artístico que subrayatambién su carrera pictórica, que supo elevar con un estilo intimista, que expresa una gran soledad, sobre todo durante los dolorosos años de la ocupación alemana, durante la segunda guerra mundial.

Durante los años 1930-1935, Dora Maar, asienta toda la fuerza de sus imágenes al frecuentar a los surrealistas y saber imponerse como una de las pocas mujeres que se manifestaron con la reivindicación de una obra propia e independiente. Lo interesante en este proceso es su encuentro con Picasso, desde la perspectiva profesional y posteriormente sentimental, pues ella fue la primera en tomar fotografías del estudio del maestro malagueño ubicado en la rue Astorg,en París,iniciando el principio de una relación que nació primero a través de una del trabajo, pues fue Dora Maar, quien documentó todo el proceso creativo de Guernica, es decir la evolución misma de la composición de la obra y toda su relación a las luces y sombras en blanco y negro.Vale destacar este aspecto de relación plástica entre una fotógrafa y un pintor, comunicando con el manejo del blanco y negro, pues le tocó a ella todo un proceso sutil y delicado en los matices de luces y sombras de la obra pictórica. De esta fascinación estética surgió una relación que duró unos ocho años,dejando en la obra de Picasso,una serie de retratos exhibidos en esta exposición con las pinturas de Dora.Las pinturas de esta gran artista sugieren una relación puntual con la investigación de la imagen, así como sus fotografías se inscriben en la corriente surrealista, los lienzos a partir de 1950, significan unproceso visual hacia la abstracción.
El sentido visual que ofrece el Centro Pompidou nos lleva a entender que la artista fue y es, ante todo, una de las mayores fotógrafas del siglo XX, con una evolución creativa que corresponde plenamente a su compromiso social y político primero, con imágenes de la situación social del entre dos guerras, pero con un sentido formidable de la composición y del drama como una imagen sin título que evoca a un adolescente recostado de una pared de zinc, representando la mística de la pobreza y el abandono de la niñez, en la que se evidencia toda la fuerza intelectual de la artista, con una gran destreza en la dramatización de las imágenes entre cuerpos y siluetas, sombras y luces, llevados al cuerpo de una mujer en la obra Asia.

El conjunto traza la carrera de una parisina libre e independiente que arrancó su carrera abriendo un estudio de fotografía originalmente como fotógrafa de moda, hasta relacionarse con el medio surrealista y entrar en un lenguaje visual propio.

Esta colección señala una nueva luz sobre la artista y la enfoca como una maestra del lente que puede competir con la obra de Man Ray.
Tuvimos el privilegio de pasarnos una mañana viendo y analizando la obra e intercambiando con una asistencia entendida que manifestaba observando lo difícil que fue para las mujeres artistas imponerse a movimientos y grupos mayoritariamente compuestos por varones…ahí es donde se señala una obra emblemática de Dora Maar, con una fuerza poética y simbólica como la imagen de un caracol por donde sale una mano femenina…

Definitivamente, tenemos en ella a una artista reconocida ante todo por su factura y su lenguaje surrealista con una prolífica y multifacética obra , muchas veces oculta y callada por la actitud de silencio y repliegue en la soledad que Dora Maar manifestó entre los años 60 y 80, década en la que retomó la fotografía como manifiesto y reivindicación artística revolucionaria forjada en una vida propia e intensa de una ciudadana del mundo del siglo pasado, que se comprometió sin miedos y con coraje con los planteamientos de su tiempo, perteneciendo en 1935,en plena amenaza del fascismo, al movimiento de los artistas revolucionarios que presentaron la colectiva “Documents de la vie sociale”.

Dora Maar fue su nombre artístico, fue la ciudadana HenrietteTheodora Markovitch, que nació en Paris en 1907, hija de una francesa y de un arquitecto croata.Manifestó durante toda su vida un gran recogimiento y privacidad, ajena a todos los alardes del mundillo artístico y renunciando con carácter a la calificación de amante o musa de Picasso, existiendo por su propio pensamiento y obra,convencida que su atracción mayor es la poética de todo lo que surge de la realidad, pero dentro de ella, en un lenguaje donde siempre el sueño induce la belleza. Así hemos vivido este aspecto frente a la obra “29 rue Astorg”…cuya composición desmedida de una escena teatral de una figura femenina decapitada, con un efecto visual desformado que nos evoca la sugerencia de una ilusión óptica. Con esta exhibición, se disfruta de toda una investigación que permite entrar en enlaces comparatistasentre pintura yfotografía, abarcando toda la obra de Dora Maar, que desemboca al final de su vida en una fusión de imagen intervenida con pintura.
Dora Maar investigó de manera visionaria y revolucionaria todas las posibilidades que se pueden plantear a la fotografía como un medio artístico capaz de servir la imagen real y figurativa instantánea e inmediata , sin obviar la imagen interior, la imagen síquica, salida de los sueños y de las pesadillas, del enfrentamiento entre ilusión y realidad por eso ella fue una artista del lente surrealista, es decir por encima de lo real para lograr lo imaginado , lo soñado, y hacer de la imagen un poema visual.

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