Dormitorios infantiles

Dormitorios infantiles

Entre los nuevos valores familiares se encuentra la convicción de los padres de que antes de traer un hijo al mundo hay que contar con una vivienda digna. Una casa donde el nuevo miembro de la familia cuente con una habitación propia y todos los elementos que la sociedad moderna considera fundamental para el normal desarrollo de su personalidad.

La convicción de que el pequeño ha de contar con su propio espacio deviene de la necesidad de, a través de los elementos decorativos del dormitorio, ir introduciendo al bebé en el mundo que le tocará vivir. De este modo se va adiestrando al infante en el reconocimiento de sus derechos y deberes. Es decir, la capacidad de los pequeños a exponer e imponer sus gustos y preferencias desde la más tierna infancia.

Antes, al decorar el dormitorio infantil sólo se tenía en cuanta el sexo de la criatura; o sea, si se adornaba la habitación con los colores tradicionales: azul o rosa. Hoy, a la hora de elegir los elementos del dormitorio infantil ya se tienen en cuenta hasta el carácter del niño/a que, según dicen algunos pediatras, los padres pueden detectar desde que el bebé está en el vientre de la madre.

Un estilo para cada edad

Las habitaciones de los más pequeños han de planificarse al dedillo en función del espacio disponible en las viviendas y del proyecto de futuro de los padres. Esto significa distribuir el espacio de forma que permita crear como mínimo una zona de descanso, una de juegos y otra de trabajo.

Esto ha de hacerse en pisos que, por lo general, suelen tener habitaciones bastante pequeñas. El dormitorio infantil debe concebirse desde el principio como un espacio multi-funcional, capaz de dar cabida a todas las actividades propias de un niño y teniendo en cuenta que, tanto en el presente como en el futuro, debe contribuir a potenciar y desarrollar sus cualidades creativas, sobre todo la imaginación.

No hay que olvidar que la fantasía es la base de las potencialidades futuras del individuo, por eso conviene preparar el ambiente de modo que incite y motive el  desarrollo mental durante su crecimiento. Habilitar el espacio con una zona para el descanso, otra para el juego y un área para guardar los juguetes es una forma de enseñarle, desde muy pequeño, a organizarse.

Tampoco conviene olvidar que el bebé pronto crecerá, por lo tanto, hay que adquirir un mobiliario que según éste vaya creciendo pueda adaptarse a la estancia y a las exigencias de la edad. Buscar el máximo y mejor aprovechamiento del espacio colocando cama y mesa adosada a la pared. Dejar libre el centro para dedicarlo a zona primero de juego y luego de estudio.

Mientras la criatura sea un bebé, además de la cuna, la habitación debe tener una cómoda para guardar la ropa, una estantería para colocar sus juguetes y un cambiador. Todo esto situado de tal forma que el pequeño puede verlo y asociarlo con el orden. Sin olvidar que, al margen del mobiliario, el niño necesita una decoración alegre y acogedora. Con elementos que estimulen su fantasía, tales como muebles y papeles pintados con motivos infantiles, telas luminosas de suaves colores.

Ahora es posible resolver de manera integral y coordinada la decoración de las habitaciones infantiles. Las paredes se pueden transformar completamente con telas o papeles pintados, creando un entorno cálido y tierno para niños de cualquier edad. Para los bebés, las paredes pueden cubrirse con dibujos o rayas y cenefas a juego.

La cenefa es ideal para la decoración de paredes de habitaciones muy pequeñas. Conviene que sea lavable, sobre todo para los niños menores de diez años; si la combina con una tela lisa, ésta debe escogerse del mismo color de la cenefa, si es  estrecha, debe colocarse de forma que el resultado final parezca integrado en el conjunto: en puertas y marcos de armarios, en puertas y ventanas.

La única regla decorativa es que la habitación se adapte a la edad del niño, que ante los ojos de éste parezca una sucursal de Disneylandia o de cualquier mundo fantástico. Para lograrlo puede emplear figuras tradicionales propias de la infancia: animales, muñecos, flores, aviones, coches, etc. Todo menos lo que ofrecen las televisiones.

EFE-REPORTAJES

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