Dos caras de Balaguer
Del gran estadista  al violador de los derechos humanos

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Idolatrado por unos, y repudiado por otros,  el   doctor Joaquín Balaguer  continúa  siendo hoy, a nueve años de su fallecimiento,  un ícono en la vida política y social dominicana,  inspirador incluso de modelos de gobierno similares a los suyos en aspectos que antes fueron hartocriticados.

Más que por su indiscutible intelecto, Balaguer logró gobernar al país durante  siete períodos que le totalizaron 23 años en el poder, gracias a las lecciones aprendidas de su maestro y mentor,  el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.

“Balaguer  fue formado por Trujillo y fue la continuidad de todo el conservadurismo que ha predominado en la política nacional”, afirma el dirigente de izquierda Rafael –Fafa-Taveras.

 Las dos caras de la moneda. Enigmático, caudillista y opresor,  son parte de los calificativos con que se define el carácter del hombre a quien la historia dominicana ha dividido en dos:  uno, el padre de la democracia y auspiciador del desarrollo del país;  y otro,  el propulsor del  retroceso en materia de libertades públicas y  derechos humanos.

Así comienza.  Llevado al poder de la mano de Trujillo en 1960, Balaguer hizo todo lo que pudo, incluso criticar ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) al régimen que  le sirvió de cobijo, para mantenerse  en el gobierno,  y lo logró.

Apenas un año después, específicamente el 20 de octubre de 1961, asumió  lo que caracterizaría su gobierno de “los 12 años” (1966-1978),  durante los cuales, según expresión de Víctor Gómez Bergés, uno de sus más cercanos colaboradores, “se desató un baño de sangre que fue lamentable para todos”.

Primeros desmanes.  Ese día una patrulla de la Polícia, dirigida por el coronel Caonabo Fernández, hijo de Ludovino  Fernández, otro colaborador de Trujillo,  repelió a disparos   una manifestación de estudiantes y profesores que protestaban en el sector  Ciudad Nueva la designación del licenciado José Manuel Machado como rector de la Universidad de Santo Domingo, dejando varios muertos y heridos.

Deportaciones. Las protestas  de los grupos de izquierda   y la fracasada conspiración que el 19  de noviembre  urdió un grupo de militares encabezados por  el teniente coronel Edward Simons, agregado militar de la embajada americana,  obligaron a Balaguer a disolver el grupo “Los Paleros de Balᔠque utilizaba para reprimir a la oposición. Al mismo tiempo,   declaró “ilegal” el Movimiento Popular Dominicano (MPD) y deportó a sus principales dirigentes: Máximo López Molina y Andrés Ramos Peguero.

Más muertos.  Tratando de bajar la presión de la oposición   que exigía su renuncia,  Balaguer decidió   conformar un Consejo de  Estado presidido por  él, e integrado por Rafael Filiberto Bonnelly, Eduardo Read Barreras, monseñor Elio Pérez Sánchez, Nicolás Pichardo, Luis Amiama Tio y Antonio Imbert Barreras, pero eso  no satisfizo.

Las protestas continuaron y el 15 de enero del 1962, un contingente comandado por el  general Manuel Antonio Cuervo Gómez y Juan René Bouchamps Javier, utilizando  tanques de guerra, atacó el local del  partido Unión Cívica Nacional (UCN), liderado por Viriato Fiallo, “provocando una docena de muertos”, según narra en su libro “Historia electoral dominicana siglo XX”, Segundo Grullón.

  Balaguer sale al exilio.    Textos históricos consultados afirman que con la anuencia del propio Balaguer, el 16 de enero de 1962   el general  Pedro Rafael Rodríguez  Echavarría derrocó el Consejo de Estado, y se instauró una  Junta Cívico-Militar predidida por Huberto Bogaert, la que a su vez fue depuesta  con la participación del coronel Bevan Cass, agregado militar de la embajada de los Estados Unidos, y se repuso nuevamente el Consejo de Estado, pero sin Balaguer, y presidido por   Rafael Filiberto Bonnelly.

Balaguer se asiló  en la Nunciatura y luego salió del país, permaneciendo en el exilio, entre  Nueva York y Puerto Rico.

Del exilio al poder. La Guerra de Abril  de 1965, y la división ideológica que provocó esta en la sociedad dominicana,   le abrió  de nuevo la puerta al poder a Balaguer, quien regresó al país en ese mes y año, tras solicitarle un permiso de entrada al presidente  Héctor García Godoy,  alegando motivos de salud de su madre.

 “Balaguer volvió al país   en brazos  de las fuerzas intervencionistas norteamericanas y en estrecha alianza con los intereses de los Estados Unidos, predominantes en ese momento,  y  restableció el aparato estatal que había sido desarticulado por la resistencia popular de 1965. Es esa la mejor caracterización de ese caudillismo histórico”,  afirmó Fafa Taveras.

El candidato de la paz. Así se autoproclamó Balaguer para las elecciones de 1966, en las que participó aupado por los partidos Reformista (PR), Demócrata Cristiano (PDC) y Liberal Evolucionista (PLE), y bajo la protección de tropas yanquis.

 Prometió al pueblo dominicano  “un nuevo amanecer” con un gobierno “sin injusticias ni privilegios”, pero una vez electo,   el  28 de noviembre   proclamó una nueva Constitución,  cuyo artículo 55 le otorgó poderes excepcionales.

La falta de garantías  públicas en su gobierno    obligó al PRD a abstenerse  en los comicios de 1968, y en 1969 el senador Pablo Rafael Casimiro Castro fue objeto  de un atentado.

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 “El constructor”

Así califican los balagueristas al fenecido presidente Joaquín Balaguer, por las grandes obras de infraestructura que construyó durante sus gobiernos.

Obras destacadas

Entre esa obras, destacan el Faro a Colón, Centro Olímpico “Juan Pablo Duarte”, Acuario Nacional, Jardín Botánico, Zoológico, Plaza de la Salud, Plaza de la Cultura, Avenida del Puerto, Parque Mirador Norte. También, las presas Jigüey-Aguacate y Valdesia; Basílica de Higüey, Catedral La Vega; Teatro Regional del Cibao, Acueducto Cibao Central, Teleférico de  Puerto Plata, carreteras y otras.

El protagonista

Orlando Martínez 

Periodista

¿Irresponsabilidad?   En una muestra de que sabía quien lo hizo,  el presidente Balaguer dejó el encargo   a una persona amiga que no identificó,  revelar el nombre de los autores del asesinato de Orlando Martínez, una vez que él falleciera.

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