Dos casos interesantes

Dos casos interesantes

El final de la primera guerra mundial encontró el cabo Adolf Hitler en un hospital militar en las proximidades del mar Báltico. La noche del 13 al 14 de octubre de 1918, él y su regimiento fue atacado con gases bacteriológicos que huelen a pimienta, de ahí su nombre común. Los ingleses al retirarse de los territorios alemanes de Comines en Bélgica lanzaron varias toneladas del gas. Hitler sufrió los serias heridas: párpados inflamados y la piel quemada que tuvo que ser recubierta con compresas, se temió que perdiera la visión. El mismo Hitler escribió una carta a su médico acerca de ceguera (Erblindung). Der Speigel.

El 10 de noviembre el hospital militar comunicó la feliz noticia a los heridos que la guerra había terminado y podían volver a sus casas. La casa de Hohenzollern había caído y en Berlín se estableció una república. El armisticio quedaba ahora colgado de la “Confianza en la generosidad” de los enemigos. Hitler reaccionó a la noticia con un ataque histérico: “Mientras a mí los ojos se me tornaban otra vez negros y daba tumbos en la sala de enfermos, me metí en el campamento y me enterré en la manta y las almohadas”. Desde la muerte de su madre Hitler no había llorado desconsolado.

En su libro Mein Kampf (Mi Lucha), Hitler consigna ese día como el de su vivencia de conversión a la política. El capítulo en el que él describe sus experiencias de la guerra y el “shock” sobre el acuerdo de paz como carga sobre Alemania, termina con su frase ampliamente citada: “Por tanto, decidí convertirme en político”, Der spiegel. El resto de su vida se conoce más.

Mustafá Kemal Atattürk.

En artículoss anteriores escribimos sobre el general Kemal, héroe de Galíspoli, hombre decidido y valiente, militar reconocido por sus méritos y hombría de bien, nacionalista. Resulta que Bulgaria se derrumbó y firmó el armisticio con lo que comenzó el fin de la guerra, así que los aliados, especialmente los ingleses que andaban por esas áreas turcas, retiraron sus tropas. Churchill se opuso a esa rápida retirada pero no gozaba de buena fama, ni tenía la atención del gobierno.

En estas circunstancias Estambul ordenó a Mustafá Kemal hacer una inspección por los territorios limítrofes a los cuales los aliados, sin Rusia, no alcanzaban a prestarle la debida atención, sólo escasas tropas combatían en desventaja y como escribí antes, fueron retiradas. Al enterarse los ingleses que el general Kemal había sido enviado a la misión citada, conociendo su historial, enviaron urgentemente un emisario a Constantinopla para impedirlo, pero no llegó a tiempo. Kemal había partido.

Mientras en Europa se negociaba en Tratado de Versailles, Kemal unificaba las fuerzas que habían quedado armadas y libres. Formó un poderoso ejército con el que logró crear lo que hoy en día es la moderna Turquía, los aliados que trataron de impedirlo fueron derrotados. Churchill recordó públicamente su juicio de un retiro lento, aunque ya los hechos estaban consumados.

El general Mustafá Kemal ahora Atattürk, que significa padre de turquía, gobernó por muchos años, modernizó su país, sacándolo de los rezagos que agobian a sus vecinos. Una valiente medida que recuerdo desde que la leí por primera vez, fue la decisión del Atattürk de eliminar de un día para otro el alfabeto cirílico y tomar el romaníco, de esta forma convirtió en analfabetas “instantáneos” a todos los ciudadanos de su país, amargo trance. Al mismo tiempo unió a Turquía con las naciones de occidente.

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