Hace algunos años que no vemos a un gran amigo a quien nuestra cofradía le decía El Profeta.
De tanto adivinar se le descargaron las baterías cerebrales y, apenado, nos confesó que se retiraba de ser predictor porque solamente le quedaban dos “cheles” de cerebro, pero que, aún con esa mínima carga podía predecir los dos elementos que finalmente destruirían a la República Dominicana y, ante nuestro asombro y presión grupal, nos dijo dos palabras que, aún con su alejamiento de la cofradía, han ido adquiriendo una enorme importancia en la debilidad institucional, política, económica y social de nuestro país: Primera, la basura, maleficio incontrolable que acabará con el turismo y la salud colectiva y segunda, el endeudamiento colosal que compromete toda nuestra riqueza hasta dejar todo nuestro patrimonio en manos extranjeras.
Queda claro que no se necesita un cerebro privilegiado para ver cómo los montones de basura arropan nuestras ciudades y los gobiernos endeudan el país y nos quedaremos caminando y respirando en vertederos y sin patria que nos enorgullezca.