Dos ingenios y una ermita podrían ser declarados Patrimonio de la Humanidad

Dos ingenios y una ermita podrían ser declarados Patrimonio de la Humanidad

POR MARGARITA QUIROZ
La tendencia de centralizar la cultura como elemento novedoso y rentable para las economías de los países que viven del turismo cobra cada día más cuerpo. Hoy día se habla de adentrarse en el pasado cultural de los pueblos y mostrar ante los ojos del mundo esos lugares, datos y acontecimientos que marcaron sus orígenes y que, en definitiva, configuran el presente.

De ahí, que muchos entendidos en la materia opinen que llegó la hora de que la República Dominicana se dé a conocer no sólo como un paraíso rodeado de playa, arena y sol, sino también por su sobrado valor cultural.

Para lograrlo se están dando los primeros pasos y, el antiguo ingenio Boca de Nigua, en San Cristóbal, se ha convertido para algunas personas en la explanada desde donde se espera se inicie el desarrollo del turismo cultural en el país.  

Bajo los tentativos títulos «El circuito cultural de Nigua», «La ruta de los ingenios» o «La ruta de la esclavitud», un grupo de instituciones culturales y académicas del país asesoradas por expertos españoles dan forma a este proyecto.

Se trata de la etapa embrionaria de un ambicioso proyecto de desarrollo comunitario agenciado por la Fundación Afro-Cimarrón ante el Centro Cultural Español, el Ministerio de Cultura de España y la Universidad de Barcelona, además de la intervención del Centro Cultural Español en Santo Domingo, al Decanato de Turismo de la Universidad de APEC y el Grupo Nueva Arquitectura, entre otras.

UN POCO DE HISTORIA

Boca de Nigua es uno de los puntos históricos de más relevancia cultural del país. El 30 de octubre de 1796, en este ingenio administrado por el noble español Juan Bautista de Oyazabal y propiedad del Duque de Aranda, se dispuso sellar una de las páginas más bellas del proceso de conformación de la identidad  dominicana.

200 esclavos motivados por los aires libertarios que se venían dando en Haití tomaron por asalto a los esclavistas e iniciaron un movimiento de liberación en la parte española de la isla, lo que hoy es conocido como República Dominicana. La consigna era construir un gobierno popular con diversidad étnica y naturaleza reivindicativa.

Entre fuego y tambores estalló la revuelta de los esclavos. Procedieron a destruir y quemar las plantaciones agrícolas y todos los símbolos que los encadenaran al régimen: cañaverales, casas y todas las propiedades del amo. Ajusticiaron a los dos jefes que se encontraban en el ingenio, uno ahogado dentro de una barrica de aguardiente y otro a latigazos en recompensa de los fuetes cotidianos que esgrimía sobre las espaldas de los negros trabajadores.

El orgullo del colonialista español no concibió el hecho de que «negros sin alma» fueran capaces de luchar por la liberación de su gente. El proyecto revolucionario de Boca de Nigua tuvo que pagar un costo muy alto, pero dejó sentadas por siempre las bases para la defensa de los derechos humanos del negro en Santo Domingo.

Este legado cultural, tanto tangible como intangible, motivó a Darío Solano, director de la Fundación Afro-Cimarrón, para gestionar la asesoría de las referidas instituciones españolas y realizar un plan sostenible que plantee la necesidad de explotar zonas del país desde la óptica del turismo cultural y a la vez presentar los beneficios que puede generar a las economías del país este tipo de turismo.

ETAPA EXPLORATORIA

Por esta razón se encuentran en el país Jordi Tresserras y Juan Carlos Matamala, coordinador de cursos de posgrado en gestión cultural y director de proyectos culturales de la Universidad de Barcelona, respectivamente.

Estos dos expertos han explorado el potencial cultural de la zona y, entusiasmados, hablan de los diferentes tópicos por dónde se puede vender la zona: legado histórico, religiosidad, santería, gastronomía, artesanía y música.

No obstante, para iniciar el proyecto las autoridades gubernamentales vinculadas al tema, primeramente, deben conocer y aprobar el proyecto y luego realizar un plan marco que abarque el acondicionamiento del área para que el turista local o extranjero pueda accesar con mayor facilidad. 

El acondicionamiento incluiría la señalización del área, construcción de baños públicos y parqueos así como el embellecimiento del entorno y el entrenamiento de algunos munícipes para que sean guías interpretativos.

Lo que estamos planeando es que esta estrategia de desarrollo contribuya a elevar las condiciones de vida a nivel de las comunidades –dice Solano–, sin embargo, «esto tiene sus implicaciones que tienen que ver con la política nacional, la visión de las universidades y secretarías de Cultura y Turismo», puntualiza.

El proyecto no solamente incluye vender el ingenio como patrimonio de piedra, sino toda la cultura que hay detrás: los atabales, los palos, la gastronomía, santería y las temáticas del cimarronaje y la esclavitud. Es decir, mostrar una experiencia distinta en base a un plan que no ponga en peligro la identidad cultural de las comunidades y mucho menos los tejidos sociales que se han generado ni los monumentos que existen como Patrimonio de la Humanidad.

Como soporte del proyecto, actualmente la Fundación Afro-Cimarrón celebra desde hace años, la última semana de octubre, el Festival del Cimarronaje, con el interés de rendir honor a los mártires de la rebelión negra de Boca de Nigua.

GESTIÓN EN TURISMO

Tras empaparse del legado cultural de Boca de Nigua y convivir por varios días con sus habitantes, los catedráticos españoles decidieron aprovechar su estadía en el país, para impartir hoy jueves de 9:00 de la mañana a 1:00 de la tarde, en la Universidad APEC, un seminario sobre gestión en turismo cultural.

El seminario pretende hacer un enfoque en torno a cómo las comunidades pueden aprovechar su patrimonio y cómo ponerlo a disposición del turismo sobre la base de respeto de su propia identidad.

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