Dos inversiones escandalosas

Dos inversiones escandalosas

El gobierno ha inaugurado recientemente dos obras construidas por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) con costos  verdaderamente escandalosos, que ameritan una auditoría de la Cámara de Cuentas, y explicaciones del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) que en el pasado tanto se ocupaba de la pulcritud en las construcciones públicas.

A principios de mayo pasado fue inaugurada una cárcel construida en Higüey con inversión de mil 200 millones de pesos, cinco veces los 242 millones de pesos que costó una similar que edificó la Procuraduría General de la República en Moca, puesta en servicio a fines del 2009. El segundo escándalo lo constituye el edificio de estacionamiento de vehículos para la Universidad Autónoma de Santo Domingo, inaugurado el primero de junio con un costo de mil millones de pesos, que según constructores privados debe estar sobrevaluado en cien por ciento.

Ambas edificaciones tienen en común un largo período de construcción. La cárcel de Higüey fue iniciada en el 2005, después que unos 140 presos hacinados en una ergástula murieron quemados. El estacionamiento de la UASD fue de la decena de obras contratadas en el 2006, que serían construidas en 18 meses con los famosos pagarés por 130 millones de dólares  que el gobierno puso en manos de la Sun Land. Entonces apenas se removió tierra para las edificaciones contratadas por la OISOE, porque como debemos recordar, aquello fue una verdadera estafa nunca esclarecida ni sancionada.

 Las dos cárceles son recintos modernos, amplios, con todas las áreas que demanda un centro de rehabilitación, como los que viene auspiciando la Procuraduría General de la República, en un nuevo modelo penitenciario iniciado en el gobierno de Hipólito Mejía, pero que se ha desarrollado durante la gestión de Leonel Fernández, con el entusiasmo del doctor  Radhamés Jiménez Peña y su extraordinario equipo.

Las dos edificaciones son bastante similares e incluso la de Moca tiene una capacidad ligeramente mayor, ya que puede albergar  mil 200 internos, mientras la de Higüey albergaría mil 152, es decir 48 menos, aunque mucho más espaciosa, con mayor extensión en áreas recreativas y deportivas, y un sistema electrónico de seguridad.

Pero no hay explicación ni justificación para que el recinto de Higüey haya costado cinco veces más, a no ser que la Procuraduría es un modelo de austeridad y la OISOE por lo menos de dispendio. Por cierto que mientras la del costo escandaloso tomó seis años, la de Moca se hizo en el tiempo récord de diez meses.

El parqueo de la UASD tiene que ser uno de los más costosos en su género en cualquier parte del mundo. Baste considerar que con capacidad para estacionar mil 248 vehículos costó mil millones de pesos, lo que significa 801 mil 282 pesos por cada estacionamiento, motivo de escándalo entre ingenieros constructores consultados. El costo de construcción ha salido a 35 mil 975 pesos por metro cuadrado, lo que casi duplica el de una torre de Gazcue o Naco, que anda por los 20 mil pesos, sin contar costo del terreno ni impuestos, como tampoco lo hubo en el parqueo de la UASD.

Desde luego, hay que tomar en cuenta que las torres están divididas en apartamentos con terminación de mármol o granito, con puertas y ventanas de maderas preciosas, entre tres y cuatro sanitarios por apartamento, balcones, piscina, jardines, áreas de entretenimiento y plantas eléctricas. El estacionamiento de los mil millones es cemento pulido y pintado, en siete galpones superpuestos y ascensores.

No hay manera de asimilar que se haya invertido mil millones de pesos en un edificio de estacionamiento en una universidad donde faltan pupitres, escritorios para maestros, aulas ventiladas, laboratorios y hasta sanitarios. Si esto no es malversación, hay que inventarle algún calificativo más adecuado, mientras discutimos el nuevo paquete impositivo.  

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