Deseo compartir con mis amables lectores, dos gratas experiencias donde mi intelecto y mis emociones estuvieron de pláceme al máximo. A mi parecer, reducir el hombre al mero quehacer significa arrancarlo de sí mismo, cosificarlo, en suma, deshumanizarlo y convertirlo en una simple máquina que trabaja, come y duerme. El alma humana alcanza su jerarquía máxima al asumir su específico destino de ser conciencia compleja, espejo en el que la realidad se reproduce con motivaciones estimulantes y es su tentáculo y su agente de la espiritualidad. Esto es así pues cuando el hombre se transmuta en mera tarea… renuncia a lo que hay en él más fundamental, su humanismo.
La primera experiencia: mi hija menor Melissa Ingrid Silié Ruiz, dictó una conferencia en la Academia de Ciencia del país, tratando el tema de ¨Promoción de equidad en ciencia: Perspectiva de una joven científica¨. Ponencia que había presentado previamente junto a la Dra. Milena Cabrera en Río de Janeiro, Brasil, en la Reunión Mundial de las Academias de Ciencias. En verdad que como padre debo admitir que sentí un gran orgullo al ver mi hija más pequeña ya una abogada con especialidad en derecho comercial en el pódium de la augusta Academia, cerré mis ojos y volví a verla decir el discurso en nombre de los graduandos de su promoción en UNIBE al tener el más alto índice de todas las carreras, igual logro alcanzado anteriormente por la mayor, Carolina. Melissa hizo una revisión desde la época victoriana hasta la fecha, enfatizando la gran diferencia entre el número de mujeres en el quehacer científico y la desproporción frente al número de los hombres que se dedican a la ciencia. Citó por igual la cantidad de premios Nobel adjudicados a varones. Desde chica demostró un gran talento, no sin razón dijo el discurso de honor en el Colegio Babeque al igual que los otros dos (Carolina y Omar) y la Universidad de Manchester le públicó su tesis de la especialidad. Los que son padres entenderán el porqué de mi alegría, sustento que la persona se determina por principios, por puros valores y mis tres herederos se han inscrito en un orden humano y espiritual que trasciende, de lo que siento gran orgullo.
La segunda experiencia, fue para ratificar una vez más que la persona plena es el individuo espiritual. En los salones de la Capilla Nuestra Señora de los Remedios en la calle Las Damas, participamos por invitación de doña Verónica Sanción en la tertulia del Café Literario. En la oportunidad fue dedicado a Jochy Herrera. Al Dr. Herrera, se me antoja compararlo en el país con el Dr. Moscoso Puello, a quien tratamos en mi infancia pues era gran amigo de la familia, hago el símil pues el distinguido cardiólogo es un talentoso médico y a la vez un prolífico escritor de altos vuelos. En la oportunidad se comentó una de sus obras más reciente ¨De fugas y visiones¨, en los comentarios de la obra tuvieron participación tres escritores, que son personajes con sus ¨cerebros muy bien amueblados¨: Minerva del Risco, José Mármol y Mateo Morrison, trilogía de mis afectos. Confirmé en ambas noches que cuando el hombre supera su objetividad rutinaria se adscribe a un orden de significancia sensible, donde el trabajo y el tesón no pierden nunca la orientación hacia la realidad trascedente, logra elevarse muy por encima de las cosas triviales de lo simple y primario.
En el entorno agradable de la hermosa capilla, la noche terminó degustando un exquisito vino tinto, disfrutando los arpegios sonoros de dos talentosas promesas del ¨bel¨ canto, una soprano y una tenor, presentados por la culta dama doña Carmen Heredia de Guerrero. Ahora entienden ustedes el porqué la calificación de esas dos noches como excelsas, donde fue posible fundir momentos emocionales que van más allá de la sustancia material y confirman que la persona también puede alcanzar lo espiritual en cuanto es estructura viva y unitaria. Con aguijonamientos emocionales de esta naturaleza tan estimulantes para el intelecto, confirman que solo el humano ¨sensible¨ logra alcanzar la cumbre del proceso cósmico.