Dos objetivos están frenados

Dos objetivos  están frenados

Dos dilaciones injustificadas afectan la búsqueda de una relación de armonía entre el Estado y la sociedad en sectores clave. Barreras virtuales que privan al país de mejores leyes, normas y políticas en los ámbitos de la energía, impuestos y gastos. Las rutas hacia compromisos definitivos en esas materias han sido trazadas más de una vez, dándose luego algunos pasos. De repente desaparece el sentido de urgencia en la consecución de pactos sobre la electricidad y régimen fiscal. El proceso se estanca entre señales confusas. Un bloqueo que solo el Gobierno puede echar abajo por ser el que tiene la sartén por el mango.
La falta de un plan estratégico basado en consenso para el desarrollo energético de la República Dominicana y de una unificación de criterios para impulsar un esquema fiscal que se ajuste a los tiempos, distribuyendo la presión tributaria de manera justa para todos los sectores, con garantías de uso transparente y eficiente de lo recaudado, resta estímulos a la inversión, prescindiéndose de una plataforma firme para el desarrollo. En lo energético andamos manga por hombro. El Gobierno aplica su propia y controversial fórmula para generar con desprecio a la tendencia universal que conduce a fuentes alternativas a los combustibles fósiles. Y en el ámbito fiscal persiste un déficit cuya solución solo podría comenzar con una reingeniería de tributos y gastos basada en un acuerdo nacional.

Basta de fallarles a recién nacidos

República Dominicana pertenece a una zona del mundo en la que la primera causa de muerte en recién nacidos es la inequidad. Algunos Estados no gastan lo suficiente para salvar sus vidas y este país registra la segunda tasa más alta en mortalidad infantil, según informe de Unicef. No se invierte lo suficiente para evitar que los niños mueran.
Los hospitales para partos están mal equipados y es evidente que no se reparan a tiempo los equipos que fallan. El déficit de calidad de la atención tiene que guardar relación con el nivel de preparación y suficiencia del personal que opera en los centros. Gracias a la ciencia, eficientes instrumentos arrancan de las garras de la mortalidad las vidas frágiles por prematuridad y otras causas. Es evidente que los centros de salud a medio hacer y desabastecidos no son aptos para lo sagrado de la vida.

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